Un campeón que tuvo cuestionamientos, pero que en los números fue implacable

El fútbol que mostró el Xeneize se basó en la capacidad técnica y física de un plantel que siempre propuso ir de frente. La presencia de Fernando Gago fue fundamental para equilibrar el juego y darle mejor trato del balón.

El Boca que empezó a perfilarse para campeón fue el que terminó 2016 hilando cuatro victorias fundamentales: San Lorenzo, River, Racing y Colón. Fue en ese segmento de partidos cuando alcanzó la punta que ya no iba a dejar.

Un detalle clave fue, frente a San Lorenzo, la inclusión en el equipo de Fernando Gago, que hasta entonces había estado ausente, en recuperación de una operación por rotura del tendón de Aquiles.

Gago le dio al equipo la fisonomía que le estaba faltando, porque el arranque del campeonato había sido titubeante, el debut fue una caída en Lanús, sus siguientes tres presentaciones como visitante fueron otros tantos empates y recién ante Gimnasia, en la novena fecha, ganó fuera de La Bombonera.

El buen cierre del año dejó de todos modos abierta la incógnita respecto de cuál iba a ser la reacción del equipo ante el alejamiento de Carlos Tévez, un jugador sobre cuya valía ni siquiera hace falta explayarse.

El largo receso que terminó en marzo devolvió a un Boca inseguro, irregular. A la victoria sobre Banfield le siguió la pérdida del invicto como local ante Talleres, después se sumaron tres victorias en serie, con una muy buena producción ante Vélez, pero los empates con Patronato y con Rafaela sembraron dudas.

La derrota en el clásico con River fue, sin dudas, el peor momento. Por ese entonces Boca había ganado uno solo de sus últimos cinco partidos y aunque seguía en la punta, la sensación era que en cualquier momento podía dejarla.

Fue a esa altura que el director técnico Guillermo Barros Schelotto tomó algunas decisiones determinantes. Ante la salida de Rodrigo Bentancur, que se fue al Mundial Sub 20, Wilmar Barrios se convirtió en una figura central. Los cambios en la última línea fueron sucediéndose y la formación Gino Peruzzi-

Santiago Vergini-Juan Manuel Insaurralde-Frank Fabra, titular durante gran parte de la campaña, iba a terminar siendo Leonardo Jara-Fernando Tobio-Lisandro Magallan-Jonathan Silva.

Un mal recuerdo

La última turbulencia fue el empate con Huracán. A la finalización de ese partido, a falta de cuatro presentaciones, Boca ya no dependía de sí mismo, el que pasaba a depender solamente de sus resultados era nada menos que River. Pero los tantos volvieron a acomodársele al equipo de los mellizos al día siguiente, cuando River no pudo vencer como local a Rosario Central.

El triunfo sobre Independiente, por la fecha 27, fue clave por varias razones. Horas antes, River había caído ante San Lorenzo. Barros Schelotto le dio la posición de volante central a Barrios y corrió a Gago a la función de interno. El equipo se acomodó. Fue un triunfo contundente, fruto de una producción sólida. Ese día Boca se sintió campeón y el ambiente todo empezó a sentirlo campeón.

Tal vez no vaya a integrar este Boca 2016/17 la galería de los grandes campeones, los que dejan recuerdo imperecedero. Pero su campaña en los números es demoledora. Diecisiete ganados y sólo tres perdidos sobre 28, 58 goles (ocho más que River, el que lo sigue), 22 en contra (igual que Independiente y uno más que Defensa y Justicia, el que menos recibió). Este último es un detalle sugestivo si se considera todos los cuestionamientos que merecieron los defensores y el hecho de que se cambió a toda la última línea (Insaurralde fue el único que salió por lesión). Cuatro clásicos ganados sobre cinco.

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