PSICOLOGÍA

Trastorno de identidad disociativo (tid) = trastorno de personalidad múltiple

Por el Lic. Mariano Vega Neuropsicólogo

El trastorno de identidad disociativo, antes conocido como trastorno de personalidad múltiple, se observa en la persona que está bajo el control de dos identidades distintas de forma alternativa. Además, la persona no puede recordar información que normalmente recordaba fácilmente, como los acontecimientos cotidianos, información personal importante y/o acontecimientos traumáticos o estresantes. n Un acontecimiento altamente estresante ocurrido durante la infancia puede impedir en algunos niños la integración de sus experiencias en una identidad única. n La persona tiene dos o más identidades y presenta lagunas de memoria para los acontecimientos cotidianos, información personal importante y acontecimientos traumáticos o estresantes, así como muchos otros síntomas, como depresión y ansiedad. n A través de la realización de una meticulosa entrevista neuropsicológica y de cuestionarios especiales, a veces facilitados mediante hipnosis o sedantes, el neuropsicólogo obtiene la información necesaria para establecer el diagnóstico de este trastorno. n La psicoterapia puede favorecer la integración de las identidades o, por lo menos, lograr la cooperación de las identidades existentes. Se desconoce el número de personas con trastorno disociativo de la identidad. Según uno de los estudios realizados, anualmente alrededor de un 1,5% de las personas sufren el trastorno. El trastorno de identidad disociativo puede presentar las formas siguientes: Posesión No posesión En la forma de posesión, las diferentes identidades de la persona aparecen como si se tratara de un agente externo que ha tomado el control de la persona. Este agente externo puede ser descrito como un ser sobrenatural o un espíritu, pero a veces es otra persona. En todos los casos, las personas hablan y actúan de manera muy diferente a la que lo hacen normalmente. En el trastorno de identidad disociativo, la identidad alternativa no es deseada, provoca una angustia y un deterioro importantes y aparece en momentos y lugares que no son apropiados para la situación social, la cultura y/o la religión de la persona. Las formas de no posesión tienden a ser menos evidentes para los demás. La persona puede notar una alteración repentina en su sentido de sí misma, tal vez sintiéndose como si fuera observadora de su propio discurso, emociones y acciones, en lugar de ser el agente. Causas : El trastorno de identidad disociativo suele aparecer en personas que sufrieron una tensión emocional abrumadora durante la infancia. En los Estados Unidos, Canadá y Europa, alrededor del 90% de las personas con este trastorno han sido víctimas de maltrato grave (físico, sexual o emocional) o han sido abandonadas durante la infancia. A medida que se desarrollan, los niños deben aprender a integrar diversos y complicados tipos de información y experiencias en una única identidad personal cohesionada y compleja. El abuso sexual y físico que se produce en la infancia, cuando la identidad personal está en desarrollo, puede tener efectos duraderos sobre la capacidad de la persona para construir una identidad única, especialmente cuando los abusadores son los progenitores o los cuidadores. Sin embargo, si estos niños en situación de vulnerabilidad son suficientemente protegidos y contenidos psicológicamente por adultos que verdaderamente se preocupen por ellos, es menos probable que desarrollen un trastorno de identidad disociativo. Síntomas: El trastorno de identidad disociativo tiene un curso crónico y es potencialmente incapacitante, aunque muchas personas consiguen tener un buen nivel de funcionamiento y conducen sus vidas de manera creativa y productiva. Existen varios síntomas característicos. Más de una identidad Las personas con este trastorno pueden sentirse desconectadas de algunos aspectos de sí mismos (una enfermedad llamada despersonalización), como si se estuvieran viendo a sí mismos en una película o como si estuvieran viendo una persona diferente. De repente pueden pensar, sentir, decir y hacer cosas que no pueden controlar y que no parece que les pertenezcan. Las actitudes, opiniones y preferencias (por ejemplo, en cuanto a comida, ropa o intereses) pueden cambiar repentinamente para volver a cambiar a continuación. La persona puede pensar que su cuerpo se nota diferente (por ejemplo, como el de un niño pequeño o una persona del sexo opuesto) y que su cuerpo no les pertenece. Pueden referirse a sí mismos en primera persona del plural (nosotros) o en tercera persona (él, ella, ellos), a veces sin saber por qué. Aunque estos síntomas son subjetivos, muchos de ellos pueden ser observados por los demás. Algunas de las personalidades conocen importante información personal que desconocen las otras personalidades. Algunas personalidades parecen conocerse e interaccionar entre sí en un complejo mundo interior. Por ejemplo, la personalidad A puede ser consciente de la existencia de la personalidad B y saber lo que hace B, como si estuviera observando el comportamiento de B. La personalidad B puede ser o no ser consciente de la personalidad A, y lo mismo puede ocurrir con las otras personalidades. La alternancia entre distintas personalidades y el desconocimiento de las conductas que provocan suele hacer que la vida de la persona sea caótica. Como las identidades interactúan entre sí, las personas afectadas pueden referir que escuchan voces. Las voces pueden ser conversaciones internas entre las distintas identidades o pueden dirigirse a la persona directamente, a veces haciendo comentarios sobre su comportamiento. Varias voces pueden hablar al mismo tiempo, produciéndose mucha confusión. Las personas con trastorno de identidad disociativo también experimentan intrusiones de identidades, voces o recuerdos en sus actividades cotidianas. Por ejemplo, en el trabajo, una identidad enojada puede gritar de repente a un compañero de trabajo o a un jefe. Amnesia La amnesia puede incluir lo siguiente: vLagunas en la memoria de acontecimientos personales pasados: por ejemplo, la persona puede dejar de recordar ciertos períodos de tiempo durante la infancia o la adolescencia. vFallos en la memoria de los acontecimientos cotidianos actuales y habilidades bien aprendidas: por ejemplo, la persona puede olvidar temporalmente cómo utilizar un ordenador. v El descubrimiento de la evidencia de cosas que han hecho pero que no recuerdan haber hecho. vLas personas afectadas pueden tener la sensación de que todo un periodo de tiempo ha quedado en blanco. vDespués de un episodio de amnesia, es posible que descubran objetos en los armarios de su hogar o muestras de escritura a mano que no pueden explicar o reconocer. También pueden encontrarse en lugares distintos a los que recuerdan haber estado por última vez y desconocer cómo y por qué razón están allí. Otros síntomas Por ejemplo, la tristeza puede indicar la presencia de una depresión coexistente, pero también reflejar el hecho de que una de las personalidades esté reviviendo emociones asociadas a desgracias que acontecieron en el pasado. Son propensas a hacerse daño a sí mismas. Son frecuentes el abuso de sustancias, los episodios de automutilación y el comportamiento suicida (pensamientos de suicido e intentos de llevarlo a cabo); también aparece con frecuencia disfunción sexual. Al igual que muchas personas con un historial de maltrato, pueden buscar o mantenerse en situaciones peligrosas y son vulnerables a volver a sufrir un acontecimiento traumático. Además de escuchar voces de otras identidades, la persona puede sufrir otros tipos de alucinaciones (visuales, táctiles, olfativas o del gusto). Las alucinaciones pueden ocurrir como parte de una imagen retrospectiva. Diagnóstico: Evaluación por un neuropsicólogo, psicólogo clínico, neurólogo y/o un psiquiatra. Los neuropsicólogos llevan a cabo una minuciosa entrevista psicológica-cognitiva y emplean cuestionarios especiales con el fin de identificar el trastorno de identidad disociativo y para descartar otros trastornos de salud mental. También se puede pedir la realización de una exploración clínica para determinar si existe algún trastorno orgánico que pueda explicar ciertos síntomas. Pronóstico: Algunos síntomas pueden aparecer y desaparecer de manera espontánea, pero el trastorno de identidad disociativo no se resuelve por sí solo. El grado de recuperación depende de los síntomas y de las características personales, así como de la calidad y la duración del tratamiento que reciben. Por ejemplo, las personas que padecen otros trastornos mentales graves, que no tienen un buen nivel de funcionamiento en su vida, o que siguen profundamente apegados a sus agresores evolucionan peor. Pueden requerir un tratamiento más prolongado y las posibilidades de éxito terapéutico son menores. l
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