Audacia y oficio de baqueanos monte adentro

Convencido de que los policías se habían cansado y retornado a sus comisarías, Luis Alberto Morales salió de su escondite armado con el mismo cuchillo homicida. La paciencia de los policías tuvo su premio. Al instante en que Morales apareció en un camino, lo apresaron dos suboficiales que le habían tendido un cebo. En realidad, habían simulado alejarse y escondieron sus motocicletas. Simplemente dieron un rodeo a pie y se ubicaron detrás de Luis Alberto. De inmediato, quedó a disposición de la Justicia y alojado en la Seccional 20 de Villa Atamisqui. Casi tres años después, la Justicia concluyó la instrucción y la defensa con la Fiscalía acordaron un juicio abreviado, cuya particularidad es el reconocimiento del delito y consensuarse una pena.

La defensa aceptó 12 años de prisión. En un juicio convencional, Morales corría el riesgo de recibir entre 8 y 25 años de cárcel. Su destino penal hubiese sido más que imprevisible; podría recibir menos o más de los 12 años resueltos en la víspera. Desde la pena fijada, Morales tendrá que purgar tres años más para requerir las salidas transitorias (seis globales); o bien cinco años más (sobre las ocho) para estar en condiciones de solicitar la libertad condicional. Dicho beneficio suele concederse al cumplirse las 2/3 partes de cualquier condena. l


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