Cuando los jugadores se olvidaron de dar el buen ejemplo
La violencia volvió a decir presente en un campo de juego donde se definían cosas importantes como el ascenso a una categoría superior. Pero lo extraño de este nuevo y bochornoso suceso fue que las escenas de violencia no se registraron en las tribunas ni en las adyacencias del estadio, sino que se suscitaron en el mismo campo de juego y tuvo a los jugadores de ambos equipos como los principales protagonistas.
El partido, de tramite propio de una final en la que se jugó a pierna fuerte, se desarrollaba con total normalidad hasta los 24 minutos del segundo tiempo.
El árbitro Emilio Maguna (de correcta actuación) tomó la determinación de expulsar a Gonzalo Morelini, de Independiente y a Daniel López, de Central Argentino, luego de que ambos se agredieran físicamente tras una jugada en la mitad de cancha.
Pero lo peor sucedió camino a los vestuarios. Morellini, en su carrera a los vestidores, tomó del brazo a López, aparentemente invitándolo a un duelo personal, pero éste respondió tomando de los pelos al delantero aurinegro que reaccionó propinándole un certero golpe de puño en el rostro, lo que generó la intervención del resto de los jugadores.
En la batahola intervinieron jugadores y colaboradores de ambos equipos. Esto generó un clima tenso en el estadio que presentó un gran número de espectadores.
De esa escaramuza terminaron expulsados Andrés Goitea y el suplente Correa en Central Argentino, más el asistente técnico Pablo Ávila. Esto provocó que el juego se viera momentáneamente detenido por un lapso de diez minutos. Por suerte al finalizar el cotejo estos hechos no se repitieron.