CLÁSICO

El "Pity" Martínez fue la llave del buen juego del "Millonario"

El volante, que marcó un golazo en el primer tiempo, fue desequilibrante para que River pudiera festejar.

River Plate contó con los mejores protagonistas del clásico en la Bombonera y por eso se explica en gran medida que lo haya definido en su favor por 3-1.

Gonzalo Martínez, mientras estuvo en la cancha antes de irse dolorido, fue un hombre clave, se estacionó preferentemente sobre la izquierda, le dio sentido a cada una de sus participaciones y apareció en jugadas definitorias.

Un perfecto zurdazo suyo abrió el marcador y después también iba a ser suya la entrega para Lucas Alario que derivó en el segundo.

Leonardo Ponzio, desde la mitad de la cancha, fue el faro que iluminó a River, el volante con porte de patrón que transmitió confianza a sus compañeros y que distribuyó muy bien el balón. Lucas Martínez Quarta fue parte de una defensa que en la etapa final cayó en algunas vacilaciones, pero el joven segundo marcador central, con dos cierres de extremo oportunismo en momentos capitales, se convirtió en otro de los nombres de la victoria.

Lucas Alario, además de marcar el segundo gol, jugó un estupendo primer tiempo, con gran sentido de tiempo y distancia, con inteligente utilización del cuerpo para pivotear en ataque y servir de referencia a todo el equipo, aunque más tarde iba a perder importancia.

No hubo defecciones visibles en el equipo de Marcelo Gallardo, más allá del notorio error de Augusto Batalla en el gol de Boca, pero el arquero iba a reivindicarse al menos parcialmente con dos salvadas sobre el final.

En cuanto a Boca, no hay nadie para elogiar demasiado y si hubo jugadores que, directamente, no justificaron su inclusión, como Walter Bou, que tuvo que ingresar muy pronto por el lesionado Centurión, y Gino Peruzzi que volvió a caer en inexcusables equivocaciones defensivas y fracasó cuando tuvo ocasión de definir.

El capitán Fernando Gago nunca arrió las banderas y por ello podría rescatárselo, además de haber sido autor del gol, claro que con complicidad del arquero. Sin embargo, de una gruesa falla suya devino el tercer gol de River y por otra parte, al margen del afortunado envío que se le metió a Batalla, en general manejó mal las acciones de balón detenido.

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