Bokalic llamó a los sacerdotes a ser "discípulos y misioneros" como Mama Antula y el Cura Brochero
El obispo de Santiago del Estero presidió la Misa Crismal en la Catedral Basílica, acompañado por los sacerdotes de la diócesis. Exhortó a los presbíteros a seguir las huellas de la beata santiagueña y el santo cordobés.
Ante una Catedral Basílica colmada de fieles, el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic Iglic, celebró la Misa Crismal, en la que bendijo los óleos y se renovaron las promesas sacerdotales. De la celebración participaron todos los sacerdotes de la diócesis, que vinieron desde diferentes localidades de la provincia.
Durante la celebración, monseñor Bokalic llamó a los presbíteros a seguir las huellas de la beata Mama Antula y San José Gabriel Cura Brochero y a "ser testigos, discípulos y misioneros, pastores alegres y sembradores de esperanza".
"Sacerdotes, hombres simples tomados de entre los hermanos, ungidos por el espíritu el día de su consagración sacerdotal, después de un corto o largo camino vuelven a decirles sí al Señor y al pueblo de Dios. Es una gracia, una vocación que se repite cada día, un llamado a encarnar el sacerdocio de Jesús, como lo encarnó el Cura Brochero", dijo el obispo.
Luego agradeció a los sacerdotes que vinieron desde las localidades más lejanas y dio la bienvenida a los nuevos sacerdotes de la diócesis. Además, pidió a los fieles oraciones por los sacerdotes enfermos, Gerardo Montenegro y Juan Castro. "Un recuerdo muy sentido para el padre Carlos Marozzi, que se nos fue el año pasado", añadió Bokalic.
Homilía
Monseñor Bokalic dirigió su homilía hacia los sacerdotes, a los que exhortó a "seguir caminando con esperanzas en medio de cruces, anclados firmemente en el amor de Jesús".
"La beatificación de esta mujer santiagueña, nuestra querida Mama Antula y San José Gabriel ‘Cura’ Brochero son dos regalos de nuestro buen Dios que nos motivan y comprometen en nuestro camino de evangelizadores, servidores e instrumentos para la gracia de nuestro pueblo. Fuimos conmovidos por la alegría desbordante de ustedes, que se alegraron con este acontecimiento de reconocimiento de la santidad y la vida ejemplar de una mujer de nuestra tierra y de un cura de las sierras de Córdoba. Todos percibimos que Dios nos traía un mensaje especial a través de ellos", dijo el prelado.
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Y agregó: "El Señor nos asumió y regaló el don de la vida nueva, de fe, esperanza y amor. Nos llama a ser semilla, cimiente, luz y levadura en medio de la masa, del pueblo a través de la consagración".En tiempos de crisis
Bokalic también dijo al Pueblo de Dios: "El camino no es fácil, somos tan frágiles como ustedes, tan desmemoriados, también atravesamos momentos de avidez, desconciertos, abandonos. Pero el Señor a través de ellos nos llama a ponernos de pie y a seguir estas huellas ejemplares de Mama Antula y Cura Brochero".
"Ellos son faros que iluminan nuestro caminar en tiempos nuevos, en situaciones parecidas a la que le tocó a vivir a ellos, por eso son inspiradores de nuestros tiempos. Como ellos estamos llamados a ser testigos, discípulos y misioneros, pastores alegres y sembradores de esperanza. ¡Qué difícil es hablar de la alegría, en medio de tanta dureza en nuestras vidas, en crisis!", indicó el obispo.
En este sentido, también reflexionó: "¿Se puede ser alegre en medio de tantas pruebas que estamos viviendo, familiares, personas, laborales, comunidades, nacionales y mundiales? A veces en nuestros pecados como Iglesia, ¿podemos ser alegres y aceptar la vocación con alegría y esperanza?’
Por último llamo a los sacerdotes a no tener miedo "frente a lo nuevo, a lo humanamente imposible".
"No ahoguemos el espíritu que actúa en nosotros y en la Iglesia. Aun rodeados de tantas calamidades y peligros, siendo conscientes de ellos y haciéndonos cargo del sufrimiento de tantos hermanos nuestros, no podemos ser profetas de calamidades y desesperanzas. Necesitamos acompañar en los dolores nuevos a las comunidades", cerró su mensaje Bokalic.
Vía Crucis
Al finalizar la Misa Crismal, los fieles de las diferentes parroquias que acompañaron a sus sacerdotes participaron del Vía Crucis con violines que recorrió las calles de la ciudad, en el marco de los actos centrales de Semana Santa.