De recolector de basura a flamante presidente de AFA
"Chiqui" Tapia tiene 49 años y una carrera dirigencial como pocos. Fue futbolista y dirige también el Ceamse.
La vida de Claudio "Chiqui" Tapia, flamante presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), parece digna de una película: fue recolector de basura, tuvo una fugaz carrera como futbolista y fue líder sindical antes de convertirse en el mandamás del fútbol argentino.
Tapia nació en la provincia de San Juan, al noroeste de la Argentina, hace 49 años, precisamente el 22 de septiembre de 1967.
Compaginó su breve periodo como futbolista, principalmente en el club Barracas Central de la Tercera División, que ahora preside, con su trabajo como recolector de basura. Una de sus principales virtudes es su poder de convencimiento. En las elecciones realizadas este miércoles fue el único candidato y recibió 40 votos afirmativos de 43 posibles.
Tapia también es vicepresidente de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), empresa encargada de la gestión de residuos sólidos de Buenos Aires y de gran parte de la provincia de Buenos Aires.
Está casado con Paola Moyano, hija de Hugo Moyano, uno de los sindicalistas más poderosos de la Argentina. Gracias a su habilidad para la negociación, y su capacidad de gestión, escaló rápidamente posiciones en el sindicalismo.
Hugo Moyano es también presidente de Independiente y, desde este miércoles, vicepresidente segundo de la AFA. Tapia asumió como presidente de Barracas Central en 2001 y tuvo una gestión exitosa en el club cuyo estadio, con capacidad para unas 4.500 personas, ahora lleva su nombre.
Rápido ascenso
Impulsado principalmente por el apoyo de la mayoría de los directivos de los clubes de las categorías inferiores fue escalando posiciones en la AFA hasta convertirse, en 2015, en vicepresidente segundo del entonces presidente interino Luis Segura.
En 2016 presidió la delegación que acompañó al seleccionado argentino que disputó la Copa América Centenario en Estados Unidos.
Ese mismo año, luego de que la Fifa y la Conmebol crearan una comisión reguladora para normalizar la AFA, su figura fue ganando poder, especialmente entre los directivos que no estaban de acuerdo con el accionar de ese ente.
En los últimos meses logró el rotundo apoyo del resto sus colegas, razón por la cual fue el único candidato.