Relación tortuosa que terminó de la peor manera y con una niña huérfana
El asesinato de Johana conllevó efectos multiplicadores.
Su hija quedó huérfana de madre y con su padre (el homicida) confinado a largos años tras las rejas.
Según recordaron sus abuelos maternos, la niña no pregunta mucho y en su cabecita sólo quedó de la mamá el recuerdo de: "Ya vengo. Voy a comprar pollo para los tallarines".
Como pueden, abuelos y tíos trabajan en el día a día para lograr atenuar la ausencia de los progenitores.
De ese esfuerzo pasaron ya cinco años.
Hoy, la nenita asiste a la escuela y pasa sus días en la casa de los abuelos en Robles.
Por las dudas, éstos mantienen a su nieta lejos de cualquier medio gráfico que vaya a describirle la crudeza del triste fin de su madre.