ORATORIO

El carisma de Don Bosco moviliza a decenas de jóvenes voluntarios

Servidores de diferentes partes del país unieron sus manos con los santiagueños para compartir las vacaciones llenas de alegría y contención. El único propósito es hacer felices a niños y adolescentes.

Con alegría y mucho entusiasmo trajeron su mensaje de esperanza, paz y amor a los niños y jóvenes de Santiago del Estero, dejando sus casas, familias y amigos. Son animadores salesianos que se inspiran en San Juan Bosco para hacer descubrir al Cristo Joven. Arribaron en pleno enero a nuestra provincia para brindar su servicio, con el único interés de llevarse en su memoria las sonrisas de los changuitos santiagueños.

Durante la segunda quincena de enero entregaron sus corazones con los animadores de la Ciudad del Niño para asistir y entretener a los chicos. En este lugar se entrelazan historias diferentes, que persiguen un solo objetivo: hacer feliz al otro.

"El propósito era salir de nuestra comodidad e ir al encuentro del Cristo Joven en el otro. Nos habían dicho que en Santiago siempre se necesitan voluntarios; entonces era una propuesta que estaba latente. En mí fue decirle sí a Dios una vez más para lo que Él quiera... y me trajo aquí’, relató Agustina Díaz González.

Ella llegó desde Rosario, Santa Fe, junto a otros tres jóvenes para organizar la colonia de vacaciones.

Desde el 15 de enero los animadores visitaron las casas de los barrios de la zona sur para invitar a los chicos, dictar talleres, organizar juegos, servir las comidas y refrigerios, entre otras actividades. Pero el cansancio pasó a ser secundario en esta misión, según sus propios testimonios.

"La gente siempre nos hizo sentir que somos parte en esto. Cuando íbamos a hacer la propaganda por el barrio nos invitaban mate, aun sin conocernos y eso habla de su humildad y generosidad de los santiagueños", añadió Agustina.

En la misma sintonía Noelia Díaz, salteña de 22 años, contó: "Todo comenzó cuando entré a los salesianos en el 2009. Me habían comentado de los voluntariados que se hacían en las otras provincias y países, así como también unos amigos que habían venido a Santiago me comentaron sus experiencias muy ricas en Dios. La verdad que me gustó mucho llegar aquí; venía rezando desde hace mucho tiempo y desde el inicio del año pasado le pedía a Dios que me dé signos, que se muestre en lo que necesitaba. Y el 8 de diciembre me avisaron que me habían aceptado como voluntaria para la colonia de Santiago".

Para esta joven, como para el resto del equipo de animadores, ni el intenso calor ni el cansancio pueden quebrantar su vocación. ‘A pesar de todo, siempre lo sentí a Dios muy presente. Él me mandó para poder ayudar al otro y aprender del otro, así que el aprendizaje ha sido mucho. Estoy muy contenta y me llena el alma estar con los chicos y con animadoras de otras provincias. Todos tenemos el mismo carisma y todos tiramos para el mismo fin: somos salesianos y por y para Dios’, recalcó Noelia, mientras termina de pintar las remeras que usaron anoche en el festival folklórico en honor a San Juan Bosco.

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