HISTÓRICO: EL LIBERAL EN LAS ISLAS MALVINAS

Un viaje con el sentimiento a flor de piel

El frío, la indiferencia y las costumbres extranjeras en suelo propio, convierten en una aventura pisar suelo malvinense. Un santiagueño lo vivió en carne propia.

na aventura y una experiencia sin igual. Así puede definirse un viaje a las Islas Malvinas. Se trata de un destino único para cualquier argentino por su historia y las huellas que dejó el conflicto bélico de 1982, y que hoy sobrevive con costumbres y cultura inglesa.

El vicepresidente de EL LIBERAL, Jorge González, en un histórico viaje, compartió esas sensaciones con un puñado de argentinos unidos por diferentes sentimientos bajo un paisaje que combina la soledad y la nostalgia, entre bellos entornos e imágenes que parecen pintadas en acuarela.

“Al llegar a Puerto Argentino, Puerto Argentino para nosotros, se recibe un golpe a la vista con casas de techos ingleses, pintados de colores fuertes, vehículos Land Rover y la avenida principal que atraviesa de punta a punta el casco urbano del pueblo. Todo frente a una imponente costa bordeada de cerros y aves que surcan el cielo”, relató.

No es sencillo llegar hasta tierra firme, ya que en el lugar no hay un puerto donde puedan anclar embarcaciones de gran porte. La embarcación que transportó a EL LIBERAL junto a otros argentinos, quedó lejos de la costa y desde allí el viaje fue a bordo de una lancha por espacio de poco más de media hora.

Allí existen dos hoteles, uno, el “Malvinas House”, que es considerado la estrella del archipiélago y el “The Water Front”, un pequeño hotel boutique ideal para descansar y contemplar el paisaje en un cálido ambiente. Además existen otras casas que ofrecen alojamiento.

Un punto saliente, y que nos cala hasta los huesos, es que los atractivos turísticos del pueblo tienen como eje el conflicto bélico del 82, con todo el dolor que eso conlleva. En el museo se pueden ver desde cascos y fusiles hasta cuadros y el primer sillón odontológico del pueblo.

Pero el lugar también muestra una variedad paisajística y de entornos más allá del pueblo y de su zona suburbana, en lugares como Pradera del Ganso.

EL LIBERAL fue testigo de las sensaciones que despierta en los argentinos estar en Monte Longdon, allí donde ocurrió uno de los combates más duros de la guerra, y donde sólo en vehículos 4x4 se puede acceder. Allí uno pisa la tundra, un pasto que se hunde apenas al pisarlo por la humedad del terreno, y es imposible no pensar que sobre ese terreno y en esas condiciones lucharon nuestros heroicos soldados. El dolor se apodera de los corazones al pensar lo que pasaron nuestros muchachos.

Malvinas despierta sentimientos diversos y extraños, entre el calor que brindan algunos isleños que sienten que la guerra es cosa del pasado y lo indiferentes que pueden resultar otros habitantes ante la presencia de un argentino.

Así es la isla, un territorio donde la experiencia es única porque se mezclan los paisajes casi exclusivos y los recuerdos, en muchos casos, dolorosos.

En este pueblo predominan el orden y la prolijidad. Tiene un hospital. Todas las casas cuentan con los servicios de agua, electricidad y calefacción, y se le da una gran importancia a la educación, ya que quienes terminan la secundaria, que es obligatoria, van a universidades de Inglaterra.

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