Un trozo de nuestra patria que nos fue arrebatado
EL LIBERAL fue testigo de la necesidad de los habitantes de puerto argentino de intentar demostrar falsamente que las islas son inglesas.
Sin bien a cada paso que uno da por las calles de Puerto Argentino puede advertir las características urbanísticas y culturales del Reino Unido, esto se acentúa cuando se consigue cruzar palabra con alguno de los habitantes, o ingresa a un edificio público o una confitería. ‘Son nuestras’ es el mensaje permanente que pretenden transmitir, cuando en realidad están habitando un pedazo de territorio argentino que nos fue usurpado”.
“El sentimiento de la gente que habita estas frías tierras tiene una absoluta identidad, y nada tiene que ver con nuestro país”.
Todo esto en un contexto en el que hay avances en el diálogo entre Gran Bretaña y la Argentina, pero que genera el rechazo de los isleños, que incluso ironizaron con la decisión de Donald Trump de levantar un muro en la frontera de Estados Unidos con México. EL LIBERAL estuvo en las Islas Malvinas, el día en que los “kelpers” pidieron en Twitter que se construya un muro para evitar el ingreso de los argentinos.
Este rechazo también se evidenció con la profanación de la ermita de la Virgen en el monumento de los soldados argentinos, en el cementerio de Darwin, y que mereció la condena de los gobiernos argentino e inglés.
Puerto Argentino tiene unos 3.000 habitantes, y el mensaje que intentan instalar en cuanto bar o comedor uno entra es: “Estamos orgullosos de ser ingleses”, lo que representó una afrenta para los argentinos, porque los ingleses nos “robaron” las islas.
Algunos estudiantes conocen “hasta ahí” sobre la historia que habla de que las islas son argentinas, porque hay muy poca difusión en los colegios sobre las posiciones de cada uno de los países en disputa y del conflicto en sí.
El sentido de pertenencia al Reino Unido de los isleños se acrecentó aún más luego de que todas las estancias fueran vendidas al gobierno inglés. Desde entonces, sus habitantes aseguran que dejaron de ser “kelpers”, y que hoy son ingleses.
Los resabios de la guerra están presentes en los adultos, aquellos que estuvieron en las islas, cuando en 1982 se libraron las batallas entre ambos ejércitos. Algunos afirman que la intervención de Ronald Reagan, entonces presidente de los EE.UU., inclinó la guerra a favor de Inglaterra, cambiando la suerte para los ingleses y para el gobierno de Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro”.
Un monumento erigido en el pueblo “en memoria de aquellos que nos liberaron”, recuerda a los soldados del Reino Unido que el 14 de junio de 1982 lograron la rendición de los “argies”, término con el que burlonamente los británicos se referían a nuestros héroes. Una ironía decir “liberaron”, cuando en realidad ocupan por la fuerza un territorio que no les pertenece y que nos arrebataron a los argentinos. Recorrer las Islas Malvinas despierta en uno un fuerte sentimiento de patriotismo, y que obliga a mantener vivo el deber moral de recordar que estas islas nos pertenecieron, nos pertenecen y nos pertenecerán.
“En definitiva, la indiferencia y, en casos, el belicismo con que se manifiesta la mayoría de los habitantes de Puerto Argentino, lejos de amedrentar, generaron en cada uno de los que estuvimos aquí, un sentimiento más fuerte de argentinidad, un sentido de pertenencia. Aquí, uno siente más fuerte que nunca, que Las Malvinas son argentinas”.