Paula Pareto: la campeona que sigue viajando en colectivo
Ya pasaron cuatro meses de su histórica conquista en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Sin embargo afirma que su vida "no cambió en nada".
"Claramente la popularidad no es algo para lo que nací. Soy deportista y no vedette ni mucho menos. No me gusta llamar la atención". Paula Pareto es consecuente con cada una de sus palabras. Silenciosa, se para a un costado para intentar evadir los flashes. No se hizo deportista para alcanzar el reconocimiento, sino que la fama es una de las tantas consecuencias de haber enfocado su cabeza en el judo.
Con su metro y medio, se para a un costado con su círculo íntimo en el evento de los Premio Olimpia. Entre curiosos que sueñan con robar cámara con el fondo de una foto, deportistas y periodistas, la Peque se cobijó en los amigos y familiares que la acompañaron a ganar su séptimo galardón de estas características. Intentó pasar lo más inadvertida posible. "Uno no entrena para ser conocido sino para lograr objetivos", simplifica el proceso.
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"No me molesta que me conozcan en la calle. Hasta me sigue sorprendiendo que mucha gente me reconozca en ámbitos donde antes no me imaginaba. Pero no te puede molestar el hecho de que alguien se ponga contento por verte", resume en una frase los coletazos del reconocimiento que para algunos parece ser más un veneno peligroso que un buen antídoto contra el malhumor.
Hace cuatro meses la vida deportiva de Paula se transformó para siempre y arrastró también la línea histórica del deporte en el país: fue la primera mujer argentina en conquistar un oro olímpico. Sin embargo, su vida no se modificó ni un centímetro. "Sigo viajando en transporte público. La gente te saluda. Ahora un poco más potenciado que antes, o quizás el chofer no te quiere cobrar. Son cosas que me dan un poco de vergüenza porque cada uno tiene su trabajo", cuenta con cierta timidez.