El problema fiscal alimenta la fuga de dólares
Por Verónica Sosa (*)
Las más importantes y mejores medidas económicas se tomaron en el primer tramo del nuevo gobierno, cuando se eliminó el cepo y se salió del default. La eliminación del cepo era una condición necesaria, pero no suficiente para volver a crecer.
Paralelamente, también remarcamos que era imprescindible salir del default, porque tener crédito permitía financiar la transición hasta que la economía empezara a crecer.
En este marco, la vuelta del crédito y el libre movimiento de capitales podían dar lugar, siempre y cuando se corrigieran los problemas de fondo, a una entrada neta de divisas que permita financiar inversión, acumulación de capital, aumento de la capacidad de producción, generación de empleo y crecimiento económico.
¿Cuáles son los problemas de fondo? Los problemas de fondo son lo que no han dejado que Argentina crezca en los últimos ocho años. Los números son contundentes en este sentido. De acuerdo con nuestras estimaciones, el PBI per cápita de Argentina cerraría 2016 por debajo de los niveles de 2015 (-3,5%); 2011 (-7,2%) y 2008 (-1,7%).
Y los problemas de fondo son fiscales. Hace seis años que el consumo no “responde” porque el financiamiento del Estado (vía impuestos record, inflación o deuda que encarece la tasa de interés) hace que los argentinos tengamos los bienes y servicios más caros de la región.
La inversión privada cae porque el sector público ahoga al sector privado, impidiéndole hacer negocios y ganar dinero, entonces no es rentable invertir y expandir la capacidad de producción. En este sentido, nuestra performance fiscal nos conduce a tener el costo de capital más elevado de la región, con lo cual los proyectos de inversión no son rentables.
Paralelamente, hace seis años que las exportaciones tienen tendencia declinante, ya que nuestra competitividad disminuye año tras año. No es para sorprenderse, el financiamiento del déficit fiscal ya sea con inflación (por denominador) o con deuda (por numerador) aprecian al tipo de cambio real.
Este aumento del endeudamiento sube la tasa de interés en el mercado doméstico y también el riesgo país, atentando contra el crédito, la inversión y el crecimiento. Además, la elevada tasa de interés doméstica retroalimenta la apreciación cambiaria, alimentando las expectativas de inflación y devaluación.
CIFRAS
Las mayores expectativas de devaluación se traducen en fuga de capitales, lo cual deprime aún más el consumo, la inversión y el nivel de actividad. Los números son contundentes, en 2016 la fuga de capitales ascenderá a usd 15.000 MM, no muy por debajo de los usd 21.400 MM de 2011 (cuando se puso el cepo) pero superior a los usd 11.500 MM de 2010. En este marco, la creación de puestos de trabajo privados genuinos sólo puede ser exigua; más aún si se considera la alta carga fiscal y regulaciones que hay en el mercado laboral.
En 2016, los problemas fiscales no se han empezado a encausar, sino todo lo contrario; se agravaron. Y a su vez, el Presupuesto 2017 tampoco los comienza a solucionar, sino que los agrava aún más. De acuerdo con nuestras estimaciones, la relación gasto público / PBI y la presión tributaria aumentarían en 2017 y el déficit fiscal (Nación + Provincias) ascendería a un piso de +8.8% del PBI el próximo año, pudiendo llegar a 9.0%/9,5% del producto.
Efectos
En este marco, y como consecuencia de que los problemas fiscales se agravan, la apertura del cepo y la vuelta a los mercados de financiamiento no han servido para apuntalar la inversión y el crecimiento. ¿Por qué? Porque mientras el déficit fiscal siga sin corregirse, los agentes económicos ven más atractivo tener los capitales en el exterior que dentro de las fronteras; aun blanqueo mediante.
En este contexto, con problemas fiscales agravándose, los agentes económicos siguen formando activos externos, es decir “fugando” dólares. Los números son contundentes en este sentido. A octubre del corriente año, la fuga de capitales supera levemente los usd 11.000 millones y estimamos que en el total del año rondará aproximadamente en los U$S 15.000 millones. Si a esta formación de activos externos se le suma el pago de intereses de deuda por U$S 6.373 millones para el 2016, tenemos una “salida” neta de divisas por usd 21.373 millones este año.
Del lado de los ingresos, se observa que la deuda neta tuvo los siguientes movimientos en 2016: se incrementó por emisión de bonos (U$S 22.050 millones), aumentó por colocación letras del tesoro en dólares (U$S 13.057 millones) y se contrajo por amortizaciones (- U$S 11.967 millones), registrándose un ingreso neto total de divisas por U$S 23.140 millones.
Cotejando la entrada neta de dólares (U$S23.140 MM) contra la salida de divisas (U$S21.373 MM), se observa que el ingreso de deuda neta es prácticamente equivalente a la fuga de capitales y el pago de los intereses combinados. Ergo, los dólares que entraron por endeudamiento apenas superaron la fuga de capitales y el pago de intereses.l
(*) economista,
directora de E&R.