Francisco advierte sobre las personas que "creen hacerlo todo bien"
En la homilía que pronunció, el Pontífice habló del Evangelio del día en el que Jesús sana a una mujer en sábado, día sagrado para los judíos.
La rigidez en las normas, en la ley “no es un don de Dios”, dijo el Papa Francisco al presidir la Misa en la Casa de Santa Marta. En la homilía que pronunció, el Pontífice habló del Evangelio del día en el que Jesús sana a una mujer en sábado, día sagrado para los judíos.
“No es fácil caminar en la ley del Señor”, es “una gracia que debemos pedir”, aseguró. Ante las acusaciones que hacen a Jesús por haber violado la ley del sábado, éste les llama hipócritas, una palabra que “repite muchas veces a los rígidos, a aquellos que tienen una actitud de rigidez en cumplir la ley”, aseguró.
Sin embargo, el Papa observa que “la ley no ha sido hecha para hacernos esclavos, sino para hacernos libres, para hacernos hijos” y advirtió que “detrás de la rigidez hay otra cosa siempre”.
“Tras la rigidez hay algo escondido en la vida de una persona. La rigidez no es un don de Dios. La mansedumbre sí; la bondad sí; la benevolencia sí; el perdón sí”, dijo el Papa. “¡Pero la rigidez no! Detrás de ella hay siempre algo escondido, en muchos casos una doble vida, pero también algo de enfermedad”.
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“¡Cuánto sufren los rígidos: cuando son sinceros y se acuerdan de esto sufren!”, añadió. “Porque no logran ver la libertad de los hijos de Dios, no saben como se camina en la ley del Señor y no son beatos. ¡Y sufren mucho! Parecen buenos, porque siguen la ley, pero detrás hay algo que no les hace buenos: o son malos, hipócritas o están enfermos”.
Francisco recordó la parábola del hijo pródigo en la que el padre acoge con alegría al hijo menor que regresa a casa arrepentido. “Esta actitud hace ver que detrás hay una cierta bondad: ‘la soberbia de creerse justo’: tras este hacer bien hay soberbia”.
“Ese sabía que tenía un padre y en el momento de más oscuridad de su vida fue donde el padre; en cambio, el hermano, solo entendía del padre que era el dueño de la casa, pero nunca lo había sentido como un padre. Era un rígido: caminaba en la ley con rigidez”.
“El otro ha dejado la ley aparte, se fue sin la ley, contra la ley, pero en un cierto punto ha pensado en el padre y regresó. Y obtuvo el perdón. No es fácil caminar en la ley del Señor sin caer en la rigidez”.
El Pontífice concluyó pidiendo “por nuestros hermanos y nuestras hermanas que creen que caminar en la ley del Señor es convertirse en un rígido". "Que el Señor haga sentir a ellos que Él es Padre y que a él le gusta la misericordia, la ternura, la bondad, la mansedumbre, la humildad. Y que a todos nos enseñe a caminar en la ley del Señor con estas actitudes”.