Mechi vive la maternidad como una tarea de amor
Mercedes Ballerini de Messad se metió en el corazón de los santiagueños a través de la danza. Dirige el Ballet Latinaomericano, que conquista no sólo aplausos locales, sino también halagos internacionales. Siempre soñó con la maternidad, pero no con una familia numerosa. Asegura que se dejó contagiar por el entusiasmo de su marido, Daniel Messad, quien quería muchos hijos.
Tenía 24 años cuando se recibió de abogada y entre sus planes figuraba desarrollarse en la profesión y hacer otras cosas, menos casarse, por lo menos en aquel momento. Pero el destino jugó otras cartas. A los 25 años se casó con Daniel Messad y a los 26 estaba dando a luz a su primer hijo, Sebastián. De ahí en más "me pasé una buena parte de mi vida embarazada", dice Mercedes Ballerini de Messad, entre risas.
Y los números no la dejan mentir. Aunque no había proyectado formar una familia numerosa, dio a luz a cuatro hijos, tres varones y una mujer; y entre los dos primeros y los dos últimos, perdió tres embarazos.
"Yo en realidad no pensaba tener una familia tan grande. Lo reconozco. Daniel (su marido, quien murió hace poco) soñaba siempre con muchos hijos, que fueron viniendo, y para mí fue todo un aprendizaje y una lección de vida porque con cada hijo aprendes algo. Cada hijo te enseña cosas. Cada uno, en sí mismo, es un mundo distinto. Aprendes a convivir más allá de que tengas más afinidades con unos que con otros. Es un amor diferente con cada uno y un amor total, con todos", señala Mechi.
¿Qué te enseñó cada uno?
Si bien las matrices son las mismas, cada uno desarrolla personalidades diferentes, intereses distintos, y uno sevas metiendo un poco en los intereses de cada uno. Con Sebastián (38), por ejemplo, comparto todo lo que es su amor al jazz, a la buena música, a la arquitectura vista desde el punto del arte, de lo estético.
Con Fernanda (37), su conexión con la vida. Ella es de esas personas que enfrentan la vida desde el más, no desde el menos. Es efectiva, eficiente. Uno va aprendiendo de todos esos aspectos.
Juan Santiago (31) es más cerebral, más estructurado, pero a la vez es un creativo dentro de su estructura, y Mariano (27) es probablemente el más alegre, musical, farandulero. Todos te contagian.
Has dicho que lo más lindo de la maternidad es el ida y vuelta...
Sí, porque uno guía, orienta, aconseja, pone límites desde la maternidad. Pero cada uno hace su propia historia, su propio desarrollo, y al compartirlo te enriquece a vos también porque son otras épocas, otras generaciones, otras visiones, otra formas de encarar la vida. Ellos te enseñan también porque uno también tiene sus matrices anticuadas, con buenos valores, pero con otra realidad. Ellos están más actualizados y eso es genial porque es un enriquecimiento fantástico cuando tienes una buena comunicación.