El suicidio no soluciona nada y ante la opresión es necesario pedir ayuda
La muerte por voluntad propia siempre fue un tema de preocupación en todas las sociedades. Y pese a que el suicidio se encuentra entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años, es por todos sabido que quitarse la vida no soluciona nada. Ningún problema se ha resuelto porque alguno de los involucrados en él, se hubiera suicidado. Pretender "darle una lección" a alguien matándose, no tiene el efecto deseado porque el autor del hecho -ya sin vida- jamás podrás ser testigo de si tuvo o no éxito.
Pretender cortar con el dolor de una situación límite, tampoco es una razón, porque sólo se logra transferir ese dolor a personas inocentes de todo el conflicto.
Frente a este flagelo que parece tener más interrogantes que respuestas y soluciones, la Organización Mundial de la Salud marca ciertos puntos a tener en cuenta a modo de prevenirlos.
Según la OMS, tanto a nivel comunitario como nacional, se pueden tomar varias medidas para reducir el riesgo, entre ellas las siguientes:
* Reducir el acceso a los medios para suicidarse (pesticidas, medicamentos, armas de fuego, etc.).
* Tratar a las personas con trastornos mentales, y en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia.
* Seguimiento de los pacientes que han cometido intentos de suicidio.
* Fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación.
* Formar a los profesionales de la atención primaria de salud.
Por otro lado, el organismo de las Naciones Unidas remarca que a un nivel más personal, es importante saber que sólo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus intenciones. Por consiguiente, deben tomarse en serio todas las amenazas de autolesión. Además, la mayoría de las personas que intentan suicidarse son ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte.