El papa Francisco recibió al obispo de Añatuya, monseñor Melitón Chávez
Participa del curso anual de formación de los nuevos obispos promovido por la Congregación para los Obispos y la Congregación para las Iglesias Orientales.
El papa Francisco recibió al obispo de Añatuya, Melitón Chávez, en la Sala Clementina junto a otros participantes en el curso anual de formación de los nuevos obispos promovido por la Congregación para los Obispos y la Congregación para las Iglesias Orientales, a quienes invitó a hacer pastoral la misericordia a través de su ministerio, es decir hacerla "accesible, tangible, encontrable" en las iglesias particulares que se les confiaron. Además de monseñor Chávez, participaron del curso otros dos obispos argentinos: monseñor fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, arzobispo coadjutor de Bahía Blanca, y monseñor Dante Gustavo Braida, obispo auxiliar de Mendoza.
"El mundo está cansado de seductores mentirosos. Y me permito decir: de sacerdotes a la moda o de obispos a la moda. La gente se da cuenta y se aleja cuando reconoce a los narcisistas, los manipuladores, los defensores de sus propias causas, los promotores de banales cruzadas", advirtió.
"Dios los precede en su conocimiento amoroso. Los ha ‘pescado’ con el anzuelo de su misericordia sorprendente", destacó, y les pidió que no se avergüencen "de las veces en que se han sentido alejados de los pensamientos de Dios".
"Al contrario, abandonen la pretensión de la autosuficiencia para confiarse como niños a quien revela su reino a los pequeños. Dios nos libre de dejar de sentir ese escalofrío, de domesticarlo y vaciarlo de su potencia desestabilizadora", agregó al recordar la sensación que sintieron Moisés y los apóstoles.
Francisco sostuvo que "es bueno dejarse atravesar por el conocimiento amoroso de Dios", y afirmó que consuela saber que "Él realmente sabe quiénes somos y no se asusta de nuestra pequeñez".
El Santo Padre les pidió que al pasar la Puerta Santa lo vivan intensamente como experiencia de gratitud, reconciliación, confianza total y "entrega sin reservas de la propia vida al Pastor de Pastores".
Francisco les recordó la importancia de acompañar, como el Buen Samaritano. Acompañar al clero, a las familias, especialmente a las más heridas: "Detenerse para dejar que vuestro corazón de pastores sea atravesado por la visión de su herida, acercarse con delicadeza y sin miedo", concluyó.