Francisco proclamó santa a Teresa de Calcuta, la madre de los pobres
La Santa Sede repartió 100 mil tickets para la Plaza San Pedro. La Madre Teresa murió en 1997 en Calcuta y fue beatificada por Juan Pablo II en 2003.
Francisco declaró santa a la madre Teresa de Calcuta, en una misa de canonización celebrada en la plaza San Pedro de Roma frente a unos 100.000 fieles.
"Declaramos a la beata Teresa de Calcuta santa y la inscribimos entre los santos, decretando que sea venerada como tal por toda la Iglesia", dijo el Papa. Su fiesta en el calendario católico de santos será el 5 de septiembre, día del aniversario de su muerte, en 1997.
Tras la ceremonia, Francisco invitó a almorzar a 1.500 personas desheredadas, de las que se ocupan las hermanas Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por la madre Teresa.
Durante la canonización, Francisco elogió la labor de Teresa de Calcuta "en defensa de la vida humana", al asegurar que hizo "sentir su voz a los poderosos de la tierra para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos". Además destacó que estuvo toda su vida "a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada".
SU RECORRIDO
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La Madre Teresa de Calcuta fue un ejemplo de solidaridad y entrega y también de tenacidad y pragmatismo, según el Papa. Durante la segunda mitad del siglo XX fue el símbolo de la defensa incansable de los pobres. Galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1979, nació el 26 de agosto de 1910 en una familia albanesa en Skopje, capital de la actual república de Macedonia, que pertenecía entonces a Albania.
Gonxhe Agnes Bojaxhiu entró en 1928 a la orden religiosa Hermanas de Nuestra Señora de Loreto, cuya sede central se encuentra en Irlanda, tomando el nombre de Teresa en honor de Santa Teresa de Lisieux. Enviada a Calcuta, en India, enseñó durante varios años en una escuela para chicas de clases altas, antes de recibir la "llamada de las llamadas", es decir la vocación de servir a Dios a través de los pobres.
El arzobispo de Calcuta en ese momento, Fernando Periers, se negaba a dejarla salir de su orden, aduciendo que era demasiado joven para esa labor (pese a que tenía 37 años de edad) y tachándola de "novata incapaz de iluminar correctamente una vela". Pero ella logró el apoyo de sus superiores e incluso del papa Pío XII.
A principios de 1948 se trasladó a vivir en los barrios pobres de Calcuta. En 1952, al tener que asistir a una mujer moribunda abandonada en la calle con los pies roídos por las ratas, decidió volcarse completamente en una nueva tarea: ayudar a los más pobres entre los pobres.