Nicolás Segundo Gennero: del paisaje musical al pentagrama
Por Roberto Peralta.
La historiografía en materia de compositores santiagueños se centra en algunas figuras como Amancio Alcorta, Manuel Gómez Carrillo o, en un terreno más folclórico, Andrés Chazarreta, puesto que de estos creadores se puede conseguir material bibliográfico, partituras y grabaciones. Sin embargo, ésta visión se puede ampliar a otros compositores. Tal es el caso de Nicolás Segundo Gennero (La Banda 1899 – Buenos Aires 1960), destacado compositor santiagueño, contemporáneo a Gómez Carrillo y Chazarreta, sobre el cual no existe un estudio sistemático sobre su trayectoria. Por lo tanto, sentí la necesidad de investigar sobre su vida, su aporte a la cultura y específicamente a la música santiagueña, y a través de sus obras, conocer su estilo y analizar sus características. La Escuela de Música Espea N°1 lleva su nombre, al igual que una calle en el barrio Borges junto a otros maestros destacados a nivel provincial. No dudo que su aporte fue seguramente valioso y haya despertado muchas vocaciones musicales y docentes, que su obra haya servido de guía a los intérpretes y compositores santiagueños que le sucedieron. Mi anhelo a través de esta investigación es poder redescubrir y revalorizar la figura de Nicolás Segundo Gennero, y devolverle así el lugar en la historia de nuestra cultura provincial que una vez supo ganarse. En cuanto a material bibliográfico se encuentran referencias al autor en el “Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana”, en “Músicos argentinos contemporáneos” de Oreste Schiumma y en el “Diccionario de la música” de Andrea Della Corte. Se pueden citar dos libros de autores santiagueños en donde se menciona al compositor: “Diccionario Biográfico Cultural Santiagueño,” de María Teresa Pappalardo e “Ilustres Santiagueños” – Libro III, de José María Lami Hernández. Así también se encuentran referencias en algunos artículos periodísticos,principalmente en el diario EL LIBERAL. Todas las menciones son breves y hacen referencia a sus profesores (Alfredo Grandi, Jorge de Lalewicz y Floro Ugarte) y a algunas obras compuestas por Gennero. En sus inicios, Segundo Gennero acompañaba en el piano la proyección de películas mudas, lo cual evidencia el dominio del instrumento y además el conocimiento de técnicas y recursos de improvisación musical. Se desempeñaba también como pianista en una radio local, en donde más tarde pasaría a desempeñarse como vicedirector junto al violinista Pedro Cinquegrani, quien se desempeñaba como director en la década del 30. Luego fue convocado para enseñar en el Conservatorio Provincial de Música, dirigido por el profesor Enrique Arias. Años más tarde, al jubilarse el profesor Arias, Gennero asumió la dirección del establecimiento. Al jubilarse, Gennero se estableció en Capital Federal. Allí, fue nombrado como inspector en Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores), aprobando la música que se recibía para ser registrada. Paralelamente siguió componiendo y realizando conciertos en el Teatro San Martín. Tenía también un espacio en Radio Municipal de dicha ciudad. En esa etapa también dirigió la orquesta de Radio Nacional y Radio El Mundo. Su amistad con Atahualpa Yupanqui quedó documentada en dos piezas para guitarra compuestas por Gennero y grabadas por Yupanqui: “Alegría en los pañuelos” y “La Alma Mula”. Compuso la música del escondido “El Isleño (Todos los domingos)” grabada y popularizada por los Hermanos Ábalos. De acuerdo a un artículo periodístico de octubre del 1963 en el diario La Nación, su obra “Alborada Quichua” fue interpretada en Radio Nacional por el violinista santiagueño Humberto Carfí junto a su hermana, Anahí Carfí. Se pueden nombrar tantas obras de Gennero, pero elijo junto a las anteriores, la zamba “La chujchala”, que es una recopilación y adaptación de una pieza popular anónima santiagueña, grabada por el intérprete de armónica san tiagueño Hugo Díaz. Sus composiciones abarcan un amplio abanico de estilos desde la música netamente folclórica como las antes mencionadas, pasando por otras que sin ser folclóricas mantienen algunos elementos del mismo como “En el altiplano”, “Estilo”, “Santiagueña”; canciones basadas en textos de poetas de renombre como “Leda”, de Rubén Darío o “Poema del retorno”, de José Santos Chocano; o finalmente piezas que pueden ser consideradas clásicas o académicas como la fuga “Ahí viene la vaca”, el rondó “Sarabanda de otoño”, el “Divertimento” para conjunto de cámara, el poema sinfónico “Al alba florecen los ceibos” o el ballet “El pala pala”, sólo por nombrar algunas piezas de su extensa producción compositiva. Junto a su labor docente, se destaca también su tarea como recopilador. Escribió una monografía titulada “Música folclórica de Santiago del Estero”, que consiste en un trabajo de recopilación y adaptación para piano de diversas canciones y estilos de nuestra música popular, así como también varias canciones de su autoría. El profesor Sergio Valle lo recordaba del siguiente modo: “Los que lo conocieron quizás lo hayan visto únicamente como un profesor de la Escuela de Música, o como el creador de difundidos motivos populares de nuestro acervo folclórico. Pero Gennero era mucho más aún: era el artista que, tras de haber bebido con profundas raíces esa enorme riqueza musical que Santiago tiene, la llevó, con su gran conocimiento musical a planos elevados, incursionando hasta en el difícil terreno de la música de cámara, vocal e instrumental. Su obra, hasta hoy, conocida por muy pocos, es de una calidad sorprendente. Quien ha tenido la satisfacción de haber visto nacer esas obras puede hablar, no solo de su profundo contenido emotivo, sino también del respeto con que Gennero trataba los temas del tesoro musical santiagueño transportándolos al terreno de la gran música, sin que por ello perdiera su más pura esencia”. Mi intención fue poner en valor la figura de Gennero; a través de un trabajo de investigación que incluye la elaboración de una reseña biográfica del compositor, la recopilación de sus obras musicales y el análisis y caracterización de las mismas, todo esto enmarcado en una intención más abarcativa y general, que no termina en Gennero, sino que intenta valorizar la cultura musical nacional y provincial, desde una perspectiva federal, a través del conocimiento de sus intérpretes/autores, sus obras, sus acciones pedagógicas-educativas y sus influencias estético-estilísticas. Deseo también que este trabajo pudiera servir como referencia para otros similares, que historifiquen la tarea de los compositores argentinos, brindando el respaldo bibliográfico que facilite su inclusión en los programas educativos. Asimismo, sería importante que la circulación de las obras sea recepcionada por los músicos, para que puedan ser arregladas y adaptadas a sus prácticas profesionales.
Consideraciones sobre su obra
En el acto de imposición
oficial del nombre
Escuela de Música “Nicolás
Segundo Gennero”
en el año 1966, la Sra. Irma
Renzi de Noriega expresaba
que:
“Segundo Gennero
fue no sólo un espíritu
dotado de gran sensibilidad
musical, sino también
un compositor serio,
estudioso, y un intérprete
de talento creador.
Desde sus comienzos,
fue casi un autodidacta,
si bien luego se
perfeccionó en el aprendizaje
de la técnica y la
literatura musicales, pero
esencialmente tenía
consigo desde niño
la virtud permanente de
dar forma expresiva a los
motivos más inverosímiles.
Por eso pudo destacarse
apenas obtuvo los
elementos más indispensables
para el dominio
del instrumento de
su predilección: el piano.
Buen ejecutante, de
exquisito sentido interpretativo
y de profunda
inspiración, pudo componer
con gran éxito
música para piano, violín,
guitarra, canto, motivos
corales, etc, sin olvidar
las de carácter folklórico,
tan significativas
y de tanta aceptación
en el ambiente popular
argentino.”
Leyendo sus discursos,
me viene a la memoria
un comentario
del compositor ruso Igor
Stravinsky al explicar
que “un compositor es
un hombre sensible a todas
las voces de la naturaleza,
que siente la necesidad
de poner orden en las
cosas y que esté dotado
para ello de una capacidad
muy especial. El verdadero
creador se conoce
en que encuentra siempre
en derredor, en las
cosas más comunes y humildes,
elementos dignos
de ser notados. No le es
necesario un paisaje bonito;
no le es preciso tampoco
rodearse de objetos
raros o preciosos. No tiene
necesidad de correr a
la búsqueda del descubrimiento,
porque lo tiene
siempre al alcance de
la mano. Le bastará echar
una mirada alrededor. Lo
conocido, lo que está en
todas partes es lo que solicita
su atención”.
Gennero era así: le
bastaba el paisaje y las
costumbres de su tierra,
no tenía mayor ambición
que plasmar sus impresiones
en el pentagrama,
sin sentir la necesidad
de grandes escenarios, ni
públicos numerosos, ni,
mucho menos ser llamado
“Maestro”. Intuyo que
su objetivo era transmitir
sus conocimientos a
sus alumnos y amigos; y
gustaba de deleitar a los
mismos, con su arte en
un ambiente más íntimo
y personal. No fue secundaria
en su vida su labor
como docente, a ella se
dedicó desde joven hasta
sus últimos días, esa fue
su mayor preocupación.
No en vano, su nombre
fue elegido por “unanimidad”
para denominar a lo
que hoy es la Escuela del
Profesorado de Educación
Artística N°1 “Nicolás
Segundo Gennero”.
Roberto F. Peralta
Licenciado en Teoría y Crítica
de la Música (Universidad
Nacional del Litoral – Santa Fe).
Graduado de las carreras de
guitarra y de composición en el Instituto
Tecnológico de Música Contemporánea (Buenos Aires).
Graduado de las carreras de Profesor de Música especialización
en Guitarra y de Técnico Instrumentista, especialización
en violoncello en la Escuela de Música “Nicolás
Segundo Gennero” (Santiago del Estero). Se desempeña
como docente de música en los distintos niveles
de la educación. Dirige el TEMA “Taller de Educación Musical
Aplicada”.