CÓRDOBA

Lo acusan de asesinar a una psiquiatra tirándola al vacío

La mujer fue arrojada desde el tercer piso. Hay un detenido: no saben si es un paciente o un asaltante.

Luego de agonizar un día en la terapia intensiva del Hospital de Urgencias de Córdoba, finalmente murió ayer la psiquiatra que el sábado pasado había resultado con graves heridas en la cabeza tras ser arrojada desde la ventana de su departamento, en un edificio ubicado en avenida Colón al 700, en barrio Alberdi, de la Capital.

La víctima fue Liliana Inés Oubiña (58), quien vivía sola y trabajaba en ese inmueble. Por el crimen está detenido un hombre de 45 años, identificado como Claudio Alejandro Allende.

Fue apresado por efectivos de la Policía como si se tratara de una escena de la película El silencio de los inocentes : el sospechoso, con ropas manchadas sangre, estaba oculto en el techo de un ascensor automático del edificio.

El caso se presenta muy avanzado para los sabuesos policiales liderados por el fiscal Guillermo González. Sin embargo, hay un enigma: el móvil del crimen.

No está claro si se trató de un ataque cometido por un paciente de la psiquiatra o, si en cambio, fue un robo domiciliario.

“No hemos podido acceder aún al listado de los pacientes que atendía la mujer”, confió anoche a La Voz una alta fuente de la causa, quien confirmó que el sospechoso tenía encima dinero en efectivo y dos celulares que no serían de su propiedad (uno tenía sangre). Además, el hombre poseía un manojo de llaves.

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El departamento estaba revuelto y se halló sangre en la cama de la mujer. De forma paralela, se encontraron una mochila negra (presuntamente propiedad del sospechoso) y un cuchillo.

Gritos y caída 

Todo sucedió el sábado pasado, alrededor de las 14, en el edificio ubicado al 720 de avenida Colón.

Un vecino alertó al 101 de la Policía porque un hombre y una mujer estaban discutiendo y porque ella había sido arrojada desde su departamento a un patio interno. Cuando los policías arribaron, dieron con Oubiña en grave estado y agonizando en el patio.

Con datos de otros vecinos, los policías subieron a su departamento: el 3° B. Tras romper la puerta, hallaron desorden y manchas de sangre en un dormitorio que tenía la ventana abierta. La mujer fue arrojada por allí.

El departamento cuenta con un ascensor interno. La puerta del habitáculo se hallaba abierta y forzada. Fue entonces que los uniformados supusieron que el sospechoso podría haber intentado fugar por allí.

Los pesquisas subieron al departamento 5° B y, tras pedirle autorización al dueño, fueron hasta la puerta del ascensor interno, la abrieron y vieron –a través del hueco– que había un sospechoso en el techo del aparato.


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