Celos y alcohol, los disparadores de la ira
En el juicio, Mansilla habría confesado que el alcohol lo encegueció y que por culpa suya "he perdido a mi familia; me he separado. Todo está acabado para mí", hecho que fue subrayado por su defensora, Roxana Cejas.
Se sabe que mientras golpeaba a su mujer, el individuo le preguntaba sobre un hombre.
Finalmente, en la víspera, Storniolo lo condenó a dos años de prisión en suspenso; entre múltiples reglas de conducta, no podrá acercarse a la mujer en un radio de 500 metros. Asimismo, dos años trabajará en la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios, dos horas cada 15 días.