El mandato de continuar su obra y ser un espejo de la cultura friense
Entrevista a Daniel Nazar.
Hace 9 años, y en reconocimiento a la obra de la poetisa, nació en la ciudad de Frías el Centro Cultural y Sala de Lectura “Selva Yolanda Ramos”. El maravilloso arte de “ceñir los silencios con lazos de palabras”, sirvió para que muchos amantes de la lectura pudieran conocer a Frías y encontrar en este lugar del mundo, un espacio para compartir.
Así lo sabe reconocer el sobrino de doña Pocha, el “flaco” Daniel Nazar, encargado de este centro cultural hoy referente del interior santiagueño. “Unos meses antes de morir, mi tía me había pedido como una orden, que continúe con su trabajo cultural, y hoy es un honor muy grande continuar con todos mis compañeros este trabajo enorme para la cultura friense”, resaltó, en diálogo con Viceversa.
“Cuando ella estaba enferma con su ceguera, me parecía que era justo hacer una biblioteca y que llevara su nombre, algo que después se transformó en un centro cultural, y así nació esta idea de rendirle un homenaje desde una mirada más amplia, con la conformación de talleres de arte, cine móvil, teatro, música y demás actividades”, recuerda.
“Vos lo querés hacer porque me querés”, me dijo la tía Pocha, y yo simplemente le dije que la amaba, y ¡cómo no hacerlo con alguien que siempre me inspiró ternura!”, evocó Nazar, lo que a su vez representó para él y su familia, un verdadero acto de justicia, por su lucha constante por la cultura. Así fue como desde entonces, se sumaron varios amigos, los compañeros de la vida que a lo largo de estos 9 años de permanencia con la sala, pusieron lo suyo, desde un “trabajo a pulmón, que hacemos de este espacio, un lugar propio para la cultura y el arte”, explicó.
Su legado
El gran desafío de continuar su obra sigue en pie, gracias al fuerte empuje de amigos y familiares. “Con toda humildad, creo que medianamente estamos cumpliendo con nuestra palabra, y yo a la par de tanta gente. El espacio de sala es de la familia, que lo ha cedido para que funcione un lugar para el quehacer de la cultura, llevado a cabo por un colectivo de artistas independientes. Todos los días hay algo para hacer, y lo hacemos con amor, porque la sala es nuestro lugar en el mundo. La sala es un espacio de contención, para el encuentro, para mirarnos a los ojos, tomar un cálido mate entre amigos, leer poemas y tratar de mantener lo que decía la tía Pocha… la ternura. Este es nuestro lugar y le seguiremos poniendo el corazón a todo lo que hacemos”.
Por todo aquello que aún falta por hacer, es que hay un desafío y una profunda convicción en sostener entre todos, el lugar que hace representativa a la cultura friense. Por eso mismo, Daniel Nazar sigue la senda de sus sueños, que es el mismo que comparten muchos. “Hoy la sala está compenetrada en el corazón de mucha gente. Por todo eso que representaba la “Pocha” para la cultura es que seguimos, por ese “divino oficio de ceñir los silencios con lazos de palabras…” así tan simple era para definir la poesía, por eso siempre la extraño tanto a la tía Pocha”. l