La monja Inés: "Pensé que en los bolsos que traía López había comida, estoy horrorizada"
La hermana Inés aseguró ante la Justicia que no conocía el contenido de los bolsos con los que llegó el ex secretario de Obras Publicas José López al convento de General Rodríguez ni la condición de ex funcionario del ahora detenido.
Según indicaron fuentes judiciales, la religiosa, de 78 años, afirmó además que todo su accionar en la madrugada del 14 de junio último en el monasterio respondió a las órdenes que dio la jefa de ese lugar, la madre Alba.
Inés reportó que cuando ‘a José’ le avisaron que estaba la policía, el ex funcionario miró a Alba y le dijo: ‘Bendígame Madre; he robado un dinero que es para que terminen la casa de ejercicio’ espiritual, añadieron las fuentes.
También enfatizó que cuando abrieron los bolsos y vio la enorme cantidad de plata que contenían ‘me agarré la cabeza, estaba horrorizada’.
Celia Inés Aparicio, llamada ‘hermana Inés’, presentó un descargo por escrito, asesorada por la defensora oficial Perla Martínez De Buck, a través del cual rechazó la acusación de encubrimiento que le formuló el juez federal Daniel Rafecas.
Pero también respondió las preguntas del magistrado y de la fiscalía, donde aclaró que hacía solo tres meses que estaba en el convento, desde que murió el obispo de Mercedes-Luján Rubén Di Monte, y había llegado allí para asistir a la madre Alba, quien daba las instrucciones sobre todo lo que se hacía.
En su indagatoria, la hermana Inés confirmó que la noche del 13 de junio la madre Alba recibió el llamado de María Amelia Díaz, esposa de López, quien deberá presentarse hoy en indagatoria.
‘Entre las 6 y las 8 de la noche Alba recibió un llamado de la mujer de López y después le pasó con el propio López. Él le dijo que estaba angustiado y que quería verla. También le dijo que necesitaba hospedarse allí unos días’, contaron testigos de la declaración.
En sintonía con lo que habían declarado como testigos las hermanas María y Marcela, Inés confirmó que Alba dio la orden de esperar ‘a José’, que esa noche no llegó hasta que, a las 3.30, las sorprendió el llamado del timbre. l