GIRA PAPAL

El Papa se despidió de Armenia con un gesto por la la reconciliación con Turquía

El papa Francisco culminó este domingo una gira de tres días por Armenia con un gesto por la reconciliación y la paz entre ese país y Turquía al lanzar dos palomas de frente al simbólico monte Ararat junto al Catholicós armenio Karekin II.

Los dos líderes religiosos soltaron las palomas blancas “como símbolo de paz y de reconciliación” en el monasterio de Khor Virap, a 41 kilómetros de la capital Ereván, y de frente al monte Ararat, que si bien es uno de los símbolos nacionales de Armenia está del otro lado de la frontera, aún cerrada, con Turquía. Ese fue su último acto antes de volver al Vaticano.

El sábado, en su discurso en la Plaza de la República de la capital armenia, el Pontífice se había manifestado a favor de la paz y de la reconciliación entre ambos países, luego de haber calificado como “genocidio” a la matanza y deportación de más de un millón de armenios en 1915 a manos del entonces imperio Otomano.

El Estado de Turquía es el sucesor legítimo del Imperio Otomano y siempre se ha negado a reconocer el genocidio cometido contra la minoría armenia durante la Primera Guerra Mundial. Según Ankara hubo excesos y abusos, pero no un genocidio planificado como tal.

Durante su visita, el Pontífice se refirió a la necesidad de reconciliación entre los dos pueblos, en medio de un pedido de paz general para al región del Cáucaso.

Ese fue uno de los ejes de la declaración conjunta que firmaron ambos líderes religiosos en la que criticaron la violencia en Medio Oriente y pidieron una solución pacífica para el conflicto en Nagorno Kabaraj, un enclave soberanista con mayoría de población armenia en Azerbaiyán.

La posición de Nagorno Kabaraj, en conflicto desde que ambos países se independizaron tras el desplome soviético de 1991, permanece en un estado de cese del fuego pero con tensión de los dos lados de la frontera. En los últimos tiempos el conflicto allí volvió a escalar y se cobró nuevas víctimas fatales.

Justamente el Pontífice planteó su visita a Armenia como la primera parte de un viaje al Cáucaso que culminará con su viaje a Georgia y Azerbaiyán entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre próximos.

Este domingo el Obispo de Roma ofreció una misa matutina en la residencia del Catholicós "muy privada", como la calificó a Télam el portavoz papal Federico Lombardi.

Además, el Pontífice y el Karekin II se mostraron juntos en cada uno de sus apariciones públicas y siempre aludieron uno al otro como "hermano".

También en esa dirección, este domingo, tras la Divina Liturgia, Francisco participó de un "almuerzo ecuménico" junto al Catholicós y obispos armenios católicos y apostólicos.

"Una unidad que no debe ser ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación llevada a cabo por Cristo, el Señor, por medio del Espíritu Santo", agregó Francisco.

"Visita al primer país cristiano" es el lema del viaje que el Pontífice culminó este domingo, en referencia a la adopción del cristianismo como religión de Estado en el año 301, 79 años antes de que lo hiciera el Imperio Romano.

Ya en su primer día en Armenia, Francisco había pedido la "unidad" entre los cristianos en un mundo que lamentó "marcado por las divisiones y los conflictos", al tiempo que resaltó "el espíritu ecuménico" y recordó los puentes tendidos entre la Iglesia Católica y la Iglesia Apostólica de Armenia.

"Doy gracias al Señor por el camino que la Iglesia católica y la Iglesia Apostólica Armenia han recorrido a través de un diálogo sincero y fraterno, con el fin de llegar a compartir plenamente la mesa eucarística", afirmó el Pontífice en su visita a la catedral armenia de Etchmiadzin, en sus primeras palabras en el país asiático tras aterrizar en el aeropuerto de Zvartnots, construido por el empresario argentino Eduardo Eurnekián.

"Que el Espíritu Santo nos ayude a realizar esa unidad por la cual pidió Nuestro Señor, para que sus discípulos sean uno y el mundo crea", agregó entonces el Pontífice.

"Acojamos la llamada de los santos, escuchemos la voz de los humildes y los pobres, de tantas víctimas del odio que sufrieron y sacrificaron sus vidas a causa de su fe; tengamos el oído abierto a las jóvenes generaciones, que anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado", añadió Francisco este domingo.

"Que desde este lugar santo se difunda de nuevo una luz radiante; la de la fe, que desde san Gregorio, vuestro padre según el Evangelio, ha iluminado estas tierras, y a ella se una la luz del amor que perdona y reconcilia", expresó.

"Y ahora, Santidad, en nombre de Dios te pido que me bendigas, a mí y a la Iglesia Católica, que bendigas esta nuestra andadura hacia la unidad plena", pidió por último al Catholicós el Pontífice que antes de partir hacia Roma a las 18.30 locales (11.30 de Argentina) lanzará junto a Karekin II dos palomas blancas de cara al monte Ararat como símbolo de paz y reconciliación.

 


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