Sin detenidos ni pistas firmes a cinco meses del crimen de Estela López de Auad
La muerte de la empresaria sigue siendo un misterio. Apenas hubo un detenido en la causa, que luego fue excarcelado. Se barajaron múltiples hipótesis, pero existen pocas certezas.
Hace exactamente cinco meses Estela López de Auad era hallada sin vida por su hijo dentro de su casa. Más de veinte puñaladas en su cuerpo, en una sangrienta escena, no dejaban dudas de que hubo una motivación particular.
Esa misma noche se inició una investigación que después de todo este tiempo parece naufragar sin un destino claro, y que por un secreto de sumario dictado por la Justicia, se maneja bajo un absoluto hermetismo.
La saña con la que ultimaron a la empresaria el 23 de diciembre de 2015 conmocionó a su familia y a la comunidad santiagueña toda, que espera desde entonces que se haga justicia y que él o los responsables paguen por el crimen. El repaso de las actuaciones hasta hoy, dejan más dudas que certezas.
Origen
La propia víctima habría sido quien abrió las puertas de su casa a quien momentos más tarde acabaría con su vida. De un golpe en el rostro, fue derribada y ya en el piso, ultimada de múltiples puñaladas. El homicida utilizó dos cuchillos y se los habría dejado clavados a la altura de la yugular.
En este escenario, la noche del 23 de diciembre inició su labor el juez Miguel Moreno, quien se rodeó de efectivos de la División Homicidios y Delitos Complejos.
Amigos, allegados y afines de la familia quedaron bajo la lupa.
El 28 de diciembre, una comisión policial detuvo al empresario tucumano Enrique Gini, quien confesaría que desde el 2013 mantenía una relación afectiva con Estela. Había pasado la noche anterior con la víctima y el 23 de diciembre se retiró antes de las nueve; es decir horas antes del fallecimiento, según precisó una primera autopsia. Gini estuvo detenido hasta el 19 de febrero de este año.
Giro
Mientras tanto, se investigaron otras relaciones personales que había mantenido la víctima, sin profundizar demasiado en ellas, o al menos no se tradujeron en alguna medida.
Sin detenidos, el expediente se nutrió de numerosos testigos y careció de pistas fuertes. Las teorías que se dejaban trascender no se plasmaron en procedimientos ni en imputaciones.
Sí se dispararon versiones y rumores de la vida privada de la víctima que poco tenían de valor para la investigación, aunque la Justicia habría analizado cada una de ellas antes de descartarlas.
¿Sospechosa?
Una publicación, desde una cuenta falsa en una red social, vinculó a una abogada del foro local con Estela. Se trata de Silvia Basbús. El 11 de marzo, la Justicia allanó su casa siendo testigo en la causa. Le secuestraron pares de zapatillas y un auto, en cuyo interior -se dijo- el sistema Luminol (compuesto químico) delató la presencia de sangre. Semanas después deslizaron que en realidad no se trataba de sangre. Hace una semana se repitió la pericia en el vehículo. Aún se desconocen los resultados.
Cambio de mando
En el medio, el juez natural del caso, Miguel Moreno, fue recusado. La causa recayó en manos de la jueza Rosa Falco, quien decretó el secreto de sumario y todas las actuaciones pasan por sus manos, sin que se sepa demasiado sobre ellas.
Agrega mayor incertidumbre a este escenario, que todavía falta conformarse el tribunal que debe resolver la recusación contra Moreno.
A cinco meses del crimen de la empresaria, el o los homicidas siguen siendo un misterio y no parece que estén cerca de ser develados.