Rousseff brindó un discurso de despedida: "Lo que más duele es la traición y la injusticia"
"El mayor riesgo en este momento es que el país sea dirigido por los sin votos", alertó. Llamó a sus partidarios a mantenerse "movilizados, unidos y en paz".
BRASILIA, Brasil. "Lo que más duele es la traición y la injusticia". Con estas palabras, Dilma Rousseff se despidió de miles de simpatizantes en las puertas del Palacio de Planalto, sede del Gobierno brasileño, tras ser separada por 180 días de la Presidencia por decisión del Senado.
Rousseff sufrió una abultada derrota en la Cámara alta -55 votos frente a 22- que ayer, después de una sesión que se prolongó durante más de 20 horas, decidió iniciarle un juicio político con fines destituyentes por considerar que cometió un "crimen de responsabilidad". El delito fue maquillar las cuentas públicas en los ejercicios de 2014 y 2015, una práctica ilegal, pero habitual en los Gobiernos brasileños.
Tras recibir la notificación que la informaba de su separación del cargo durante un máximo de 180 días -mientras el Senado debate si es culpable y debe ser destituida o inocente y puede volver al cargo-, la presidente se despidió de sus colaboradores en Planalto y salió después a saludar a los militantes concentrados en los alrededores.
Acompañada por algunos de sus más cercanos colaboradores, entre ellos el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, Rousseff se mantuvo serena en su despedida, aunque por momentos se le quebró la voz y se le empañaron los ojos cuando abandonaba la sede del Ejecutivo.
Rousseff, una economista de 68 años que militó en los grupos que combatieron la dictadura militar (1964-1985), por lo que fue detenida y torturada, denunció que sufrió "la mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano: castigarlo por un crimen que no cometió".
En un mensaje en el que reivindicó los logros sociales de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) que inauguró Lula en 2003, llamó a sus partidarios a mantenerse "movilizados, unidos y en paz", porque "la lucha por la democracia no tiene una fecha para acabar". "El mayor riesgo en este momento es que el país sea dirigido por los sin votos", advirtió.