Brutal asesinato de un joven remisero en un feroz asalto
Su nombre es Ariel Rojas, de 35 años. Dos delincuentes lo balearon dentro del auto cuando forcejeaba para evitar ser despojado de la recaudación del día. Salió del coche y murió en la vereda. Fue en la intersección de calles Formosa y Diaguitas en esta Capital.
Un intento de asalto terminó de la peor manera después de que delincuentes ultimaran de un disparo al chofer de un radiotaxi que se resistía a entregar el dinero que llevaba recaudado hasta ese momento. El dramático incidente se registró ayer alrededor de las 20, en la calle Formosa entre Diaguita y Pasaje 515 del barrio Bosco III. En ese lugar, dos jóvenes que habrían simulado ser pasajeros, pretendían asaltar al conductor del radiotaxi y terminaron asesinándolo. De acuerdo con las fuentes consultadas, los dos ladrones habrían abordado el automóvil afectado a una empresa de radiotaxis, y habrían solicitado que los lleve hasta la mencionada dirección. Una vez en el lugar habrían simulado desconocer el destino, por lo que le habrían pedido al chofer que diera una vuelta a la manzana. Vecinos recordaron esta secuencia, ya que minutos después el Fiat Siena se estacionó nuevamente sobre Formosa, y allí pudieron advertir movimientos extraños en el vehículo. Los "pasajeros" habían mostrado sus verdaderas intenciones, y el chofer, identificado como Ariel Rojas, de unos 35 años, se resistía a entregar el dinero de su trabajo al volante. Se produjo un forcejeo entre Rojas y los delincuentes, sentados en la parte trasera, que provocó que la víctima rompiera el respaldo de su asiento. La lucha terminó cuando se escucharon dos estruendos en apenas unos segundos. Rojas cayó al costado de su puerta, mientras los ladrones aprovechaban la situación para escapar corriendo sin llevarse ningún elemento, pero sí la vida del conductor. La víctima recibió un solo disparo de los efectuados. El proyectil ingresó por debajo de su axila derecha y habría alcanzado un órgano vital. Vecinos habrían intentado auxiliarlo de inmediato, pero los homicidas los habrían amenazado con correr la misma suerte. Cuando los asesinos se perdieron en la oscuridad del monte, corrieron a la víctima hasta un montículo de arena y solicitaron una ambulancia. Cuando llegaron los paramédicos ya era demasiado tarde. Rojas no presentaba signos vitales. Se inició un amplio despliegue policial, con varias divisiones trabajando y el juez del Crimen de turno, Dr. Ramón Tarchini Saavedra, se hizo presente en el lugar para supervisar la investigación.l