Fragmentación de mujer

A tal punto la anuló como hija y adolescente, que la pobre debía pedirle permiso, literalmente, hasta para ir al baño.

Por añadidura, con el tiempo comenzaron a llegar los hijos (también nietos) de la joven; el individuo los habría inscripto como sus propios hijos.

Semejante anormalidad era posibilitada, en cierta medida, dado a la ausencia de protección de la adolescente: no hubo madre, hermano, o tío que verbalizara el secreto que ocurría puertas adentro.

Todos asumían que los hijos eran de "Vernacho", pero -por debajo- habrían optado por acreditárselo "a relaciones de la chica con desconocidos".

Como si fuese un animalito, la joven (semianalfabeta) agachó la cabeza y aceptó uno, dos, tres, cuatro, hasta siete hijos, como un calvario. Meses atrás el hijo más chiquito, de 5 años, enfermó. La mujer lo trasladó a una especie de UPA o centro asistencial, la antesala a la exposición del horror.
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