Fue embarazada por el padrastro y la madre la hizo abortar con un enfermero del hospital
El individuo la ultrajaba en la casa. Al embarazarse, la madre le ordenó guardar silencio. El violador proveyó el dinero para pagar el aborto. Dos años después, la víctima confesó su calvario a su novio.
La Justicia de Monte Quemado (Copo) envió a juicio un sujeto que durante años ultrajó sexualmente a su hijastra adolescente, con el agravante de que al quedar embarazada, su madre la obligó a hacerse un aborto con un enfermero del hospital local.
"Abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de guardador" es la figura dominante atribuida al individuo. No menos delicados son los cargos enrostrados a la pareja del sujeto, madre de la víctima, y para el enfermero que le efectuó el aborto.
De acuerdo con la investigación que acaba de clausurar el juez José Luis Torrelio, las vejaciones se consumaron años atrás.
15 años, sin inocencia
En función de la descripción de la menor, tenía15 años y vivía con a su madre y su padrastro. Una tarde, mientras su madre estaba fuera de casa, el sujeto habría conducido a la menor a una de las habitaciones y la sometió sexualmente, muy a pesar de la resistencia de la hijastra. No pudo gritar, ya que éste le tapó la boca.
Fue el punto más extremo y aberrante de semanas de acosos y desatinos verbales, apenas disimulados por la vergüenza de la menor que prefería el silencio, a confiarle a su madre que era acosada por su concubino.
Silencio y vergüenza
Así como la violó, le ordenó callarse, o la expulsaría del hogar. Llegó una segunda y una sucesión de ultrajes sexuales, imposibles de frenarlos; eran días en los que el individuo ni siquiera compartía la cama de su mujer, con quien era evidente la inexistente actividad sexual.
Y llegó lo inevitable. Desapareció el período menstrual y a los pocos días le pidió a su madre que la llevara al médico. Allí, les informó el profesional que estaba embarazada.
"¿Quién es el padre?", preguntó la mujer. "-Tu pareja", fue la respuesta de la hija, lo cual dejó desconcertada a la mujer.
De nuevo, vejada
No hubo escándalo con su esposo. Tampoco denuncia policial. De nuevo la menor sintió haber sido ?abusada?, Su madre le gritó en el rostro: "Nadie debe saber esto". La menor calló su dolor y por una semana no salió a la calle.
En ese tiempo, el padrastro reunió el dinero, mientras su mujer "negociaba" con un enfermero hacerle el aborto a su hija, lo cual se consumó, sin importar qué pensaba ésta.
Con ello, padrastro y esposa escondieron debajo de la alfombra familiar tamaña vejación, sumado al nuevo delito de interrumpir una nueva vida.
Jamás la mujer titubeó, ya que la idea del aborto se gestó en ella, confirmó la propia adolescente. l
"Abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de guardador" es la figura dominante atribuida al individuo. No menos delicados son los cargos enrostrados a la pareja del sujeto, madre de la víctima, y para el enfermero que le efectuó el aborto.
De acuerdo con la investigación que acaba de clausurar el juez José Luis Torrelio, las vejaciones se consumaron años atrás.
15 años, sin inocencia
En función de la descripción de la menor, tenía15 años y vivía con a su madre y su padrastro. Una tarde, mientras su madre estaba fuera de casa, el sujeto habría conducido a la menor a una de las habitaciones y la sometió sexualmente, muy a pesar de la resistencia de la hijastra. No pudo gritar, ya que éste le tapó la boca.
Fue el punto más extremo y aberrante de semanas de acosos y desatinos verbales, apenas disimulados por la vergüenza de la menor que prefería el silencio, a confiarle a su madre que era acosada por su concubino.
Silencio y vergüenza
Así como la violó, le ordenó callarse, o la expulsaría del hogar. Llegó una segunda y una sucesión de ultrajes sexuales, imposibles de frenarlos; eran días en los que el individuo ni siquiera compartía la cama de su mujer, con quien era evidente la inexistente actividad sexual.
Y llegó lo inevitable. Desapareció el período menstrual y a los pocos días le pidió a su madre que la llevara al médico. Allí, les informó el profesional que estaba embarazada.
"¿Quién es el padre?", preguntó la mujer. "-Tu pareja", fue la respuesta de la hija, lo cual dejó desconcertada a la mujer.
De nuevo, vejada
No hubo escándalo con su esposo. Tampoco denuncia policial. De nuevo la menor sintió haber sido ?abusada?, Su madre le gritó en el rostro: "Nadie debe saber esto". La menor calló su dolor y por una semana no salió a la calle.
En ese tiempo, el padrastro reunió el dinero, mientras su mujer "negociaba" con un enfermero hacerle el aborto a su hija, lo cual se consumó, sin importar qué pensaba ésta.
Con ello, padrastro y esposa escondieron debajo de la alfombra familiar tamaña vejación, sumado al nuevo delito de interrumpir una nueva vida.
Jamás la mujer titubeó, ya que la idea del aborto se gestó en ella, confirmó la propia adolescente. l