Procesan a madre que asfixió a su pequeño hijo de 3 meses de vida
En mayo inventó un secuestro. Al final, habría asfixiado a su hijo con una bolsa y lo tiró en una zanja. La jueza desligó de un “abandono de persona” al padre de la infortunada víctima.
La jueza de Añatuya (General Taboada), doctora María Teresa Gerez, procesó a una joven madre, a quien atribuyó la asfixia y muerte de su pequeño hijo, en el barrio Boca, en Bandera, departamento Belgrano.
El fallo recayó en contra de Micaela Díaz, sospechada de asesinar a su bebé, Alejo Díaz, de apenas 3 meses de vida, a quien ultimó y arrojó a una zanja, “porque no tenía plata para criarlo y porque su padre me abandonó”.
El filicidio estalló en mayo pasado y conmovió a los vecinos de los barrios Boca y Ciclón, donde residían la madre y el padre del pequeño.
La antesala al macabro hallazgo fue una denuncia por secuestro, ya que la mujer alertó a la policía, afirmando que había sido golpeada en la calle y despojada de su bebito.
En menos de una hora, un joven estudiante encontró al bebito muerto en una zanja, apenas a 150 metros de su casa. Había sido asfixiado con una bolsa.
Díaz fue detenido. Al día siguiente, ya detenida, la joven cayó en una profunda depresión: afirmó estar muy arrepentida y angustiada, pero ello no la detuvo al horror. Se sabe que en dos oportunidades intentó matarse: ahorcándose en la celda de la Comisaría del Menor y la Mujer de Añatuya; luego, al herirse con pedazos de lajas rotas en la comisaría.
Según testigos, Díaz habría fundamentado la muerte de su hijo en su estado de total abandono, soledad y preocupación.
Lo más desconcertante aún: en su mente, haber matado a Alejo fue ahorrarle penurias, hambre y abandono.
La Justicia la procesó por “homicidio calificado por el vínculo y alevosía”. De ser condenada, inexorablemente la aguarda prisión perpetua.l
El fallo recayó en contra de Micaela Díaz, sospechada de asesinar a su bebé, Alejo Díaz, de apenas 3 meses de vida, a quien ultimó y arrojó a una zanja, “porque no tenía plata para criarlo y porque su padre me abandonó”.
El filicidio estalló en mayo pasado y conmovió a los vecinos de los barrios Boca y Ciclón, donde residían la madre y el padre del pequeño.
La antesala al macabro hallazgo fue una denuncia por secuestro, ya que la mujer alertó a la policía, afirmando que había sido golpeada en la calle y despojada de su bebito.
En menos de una hora, un joven estudiante encontró al bebito muerto en una zanja, apenas a 150 metros de su casa. Había sido asfixiado con una bolsa.
Díaz fue detenido. Al día siguiente, ya detenida, la joven cayó en una profunda depresión: afirmó estar muy arrepentida y angustiada, pero ello no la detuvo al horror. Se sabe que en dos oportunidades intentó matarse: ahorcándose en la celda de la Comisaría del Menor y la Mujer de Añatuya; luego, al herirse con pedazos de lajas rotas en la comisaría.
Según testigos, Díaz habría fundamentado la muerte de su hijo en su estado de total abandono, soledad y preocupación.
Lo más desconcertante aún: en su mente, haber matado a Alejo fue ahorrarle penurias, hambre y abandono.
La Justicia la procesó por “homicidio calificado por el vínculo y alevosía”. De ser condenada, inexorablemente la aguarda prisión perpetua.l