El Gobierno estudia un paquete de medidas para frenar el dólar paralelo

Las opciones que barajan en el Gobierno van desde la liberación paulatina de las trabas a la compra de dólares hasta formalizar un sistema de tipos de cambio múltiples.

Tanto el lunes como ayer hubo intensos contactos entre las distintas áreas económicas del Gobierno, cada vez más inquietas con la situación del dólar y de la economía en general. En las líneas técnicas del oficialismo existe consenso en que el escenario se está deteriorando rápidamente. Y son varios los funcionarios con llegada a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que están esperando que la mandataria retome sus tareas habituales (padece una gripe) para presentarle medidas que podrían ser implementadas en los próximos días.

La urgencia es desactivar el creciente mercado paralelo del dólar. “Algo se va a hacer. No vamos a permitir que esto se agrande mucho más”, confirmó anoche una alta fuente del gobierno nacional a El Cronista, en referencia al desdoblamiento cambiario de facto que padece la plaza cambiaria.

La valla con la que chocan los funcionarios cuando le plantean la situación a la Presidenta es cómo recomendarle medidas cuando el origen del problema pasa por la apreciación del tipo de cambio que generó la inflación de los últimos años, que la propia Cristina desconoce. “Cómo le decís que es necesario corregir o aliviar la presión cambiaria si antes no le podes decir que en realidad la inflación no es del 9% como indica el Indec”, admitió la fuente oficial.

Entre los planes bajo estudio en el Gobierno para frenar el dólar paralelo hay tres propuestas: descomprimir paulatinamente las restricción a la compra de divisas (y convalidar la pérdida de reservas del Banco Central que ello genere), avanzar hacia tipos de cambios diferenciales, o reforzar las trabas (y dejar que la suba del paralelo desinfle la demanda). Los argumentos de cada propuesta son los siguientes:

* Levantar restricciones a la compra de divisas: El ala económica menos “dogmática” del Gobierno cree que de este problema se debe salir por dónde se ingresó. Es decir, levantar paulatinamente las restricciones a la compra de dólares, sobre todo a los minoristas, y convalidar los primeros días un drenaje de reservas (lo estiman en unos u$s 1.500 millones) para mostrarle al público que las divisas están. Así, esgrimen sus impulsores, se desinflaría el dólar paralelo y habría más incentivos para que los exportadores liquiden la cosecha gruesa, necesaria en estos momentos. El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, es uno de los que en su círculo de confianza ve con agrado esta receta y cree que la AFIP sobrereaccionó con las restricciones a la compra de dólares.

* Tipos de cambio múltiples: Pese a que la Presidenta lo negó públicamente, en el Gobierno no descartan avanzar hacia un sistema de tipos de cambio múltiples. Algunos en el oficialismo creen que Cristina quedó presa de sus propias palabras cuando la semana pasada negó que vaya a aplicar medidas respecto al dólar. Argumentan que en la práctica el mercado ya generó el desdoblamiento cambiario. Por lo que formalizar este sistema ahora traería más beneficios que costos. Como adelantó El Cronista la semana pasada, uno de los que pugna por ir a un sistema de tipos de cambios diferentes para la industria, el comercio y el campo es el viceministro Axel Kicillof.

* Incrementar los controles: La tercera opción bajo estudio proviene de la AFIP que conduce Ricardo Echegaray. Consideran que de la situación actual se sale como en la mini corrida cambiaria de octubre-noviembre del año pasado. Es decir, con estrictos controles a la compra de divisas. Pero esta postura ha ido perdiendo adeptos dentro del Gobierno, donde muchos señalan a Echegaray como quien generó este brete cambiario.

En rigor, si la intención del Gobierno con el cerrojo al dólar era proteger las reservas, el resultado han sido, en el mejor de los casos, pobre. El dólar paralelo mueve una cantidad poco significativa de operaciones, pero su vigencia en el tiempo lo va instaurando como una valor de referencia en el mercado. La caída de los depósitos en dólares en el sistema financiero desde que comenzó el ruido en el mercado cambiario ya suma u$s 600 millones, y ello arrastra hacia abajo las reservas, por los encajes de esos depósitos.

Ayer el dólar blue subió 23 centavos y terminó a $ 5,94; mientras que el billete que se usa para fugar divisas del país (contado con liqui) avanzó hasta los $ 6,02 (ver F&M).

Tras la reforma de la carta orgánica del BCRA que conduce Mercedes Marcó del Pont, el organismo está en condiciones de girar los dólares al Tesoro para financiar todos los vencimientos de deuda de este año. En Economía estiman que necesitarán entre u$s 8.000 millones y u$s 9.000 millones. Pero claro, ello representa una caída de reservas, que sería saldada con el superávit comercial de este año, que en el Gobierno estima en u$s 10.000 millones (pese al magro resultado de abril). Ergo, cualquier demanda adicional, por ejemplo de los ahorristas minoristas, implica una caída neta de reservas. Y para el kirchnerismo sostener el nivel de reservas se convirtió en un objetivo en sí mismo, cuando usualmente es usado como un instrumento.

De otra forma no se entiende cómo tras lograr la reforma de la Carta Orgánica del Central se impusieron los estrictos controles a la compra de divisas que desataron la histeria cambiaria, un “elefante” que el Gobierno había logrado anestesiar tras la corrida de octubre pasado. En el fondo, nadie en el Gobierno se anima por ahora a proponerle a Cristina la solución de fondo: controlar la inflación.

Fuente | cronista.com
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