La santiagueña Mariela Coronel es la estrella de su equipo en España
Mariela Coronel es el gran referente del centro del campo del Prainsa Zaragoza, una capitana vestida de maestra que dirige a buen puerto una nave construida a base de humildad.
La argentina, tímida en las distancias cortas, coge confianza a medida que echa la vista atrás para recordar su trayectoria en su tan querido mundo del fútbol.
Mariela Coronel nació hace 30 primaveras en Santiago del Estero, una pequeña localidad del norte de Argentina. Se aficionó al fútbol gracias a su padre y dio sus primeros pasos en este deporte en una cancha que tenía enfrente de casa donde compartía equipo con chicos. Pronto surgió la oportunidad de sentirse futbolista de verdad y no lo dudó. Jugó en Independiente (2000-04) y San Lorenzo (2004-07) antes de cruzar el charco y venir a España. "En 2006 jugamos dos amistosos con la selección vasca, primero en Argentina y luego en San Sebastián. Fueron partidos televisados. Aún no sé de qué forma en Zaragoza se hicieron con el vídeo, les gustó mi juego y se pusieron en contacto conmigo ofrecerme jugar en España. No tardé ni un sólo segundo en hacer las maletas y ya he echado raíces es una ciudad que me encanta y a la que me he adaptado muy bien", comenta la protagonista, que se deshace en elogios hacia la familia Alcaine -propietaria del club- por el excelente trato humano desde su llegada. En las cinco temporadas que lleva en el club maño, ha sido tanteada por Levante y Espanyol entre otros equipos, pero su decisión estaba clara: "El Prainsa Zaragoza me abrió las puertas y me ofreció la posibilidad de desarrollar mi fútbol. Evidentemente irte a un equipo que todos los años lucha por conseguir títulos y grandes resultados hubiera sido un paso al frente profesionalmente, pero poniendo todos los ingredientes en una balanza, la decisión era quedarme en Zaragoza".
La argentina es un bastión en el equipo que dirige Alberto Berna, que a falta de seis jornadas ocupa la novena posición a 16 puntos de los puestos de Copa y a 18 de la zona de descenso. "Comenzamos bien, pero poco a poco hemos ido bajando el nivel y ahora estamos en tierra de nadie. Somos conscientes de las limitaciones del equipo, de su corta plantilla, pero a mi modo de ver merecíamos un poco más. Ahora sólo nos queda luchar cada partido e intentar ganar cada fin de semana. Cuanto más arriba quedemos en la clasificación, mejor nos sentiremos todas", apunta. Aunque confiesa que no le gusta llevar el brazalete, Mariela se erige como el timón de la nave del equipo cuando salta al verde. "Llevar la cinta -como ella llama al brazalete- es insignificante porque para mí las 11 jugadoras que estamos en el campo somos iguales. No creo que sea cuestión de galones, sino de experiencia. Las que llevamos más tiempo en esto del fútbol tenemos la exigencia de enseñar y apoyar a las más jóvenes", dice.
Admiradora del juego de Xavi Hernández
Mariela se define como una auténtica "enferma" del deporte. No obstante, no hay día que no se vista de corto para entrenar, ya sea con el equipo o por su cuenta. "Cuando estoy 24 horas sin hacer deporte, el cuerpo me pide marcha. Soy hiperactiva", se ríe. "Si el próximo domingo, que no puedo jugar por acumulación de tarjetas, ya he pedido entrenar y voy a salir a andar un rato en bicicleta", justifica. A pesar de pasar de la treintena, la argentina no se pone fecha de caducidad: "Me cuido para que el cuerpo aguante. Amo lo que hago y seguiré hasta que el físico diga basta. Por ahora sí que puedo decir que hay Mariela para rato". La futbolista podría definirse como trabajadora incansable, comprometida con su profesión... y maniática: "¡Tengo muchas manías! Me gusta preparar la bolsa el día antes separando la ropa de color, la blanca y la muda, guardando cada una en el mismo sitio; suelo sentarme siempre en el mismo lugar en el vestuario; me calzo la bota derecha antes que la izquierda; ...".
Además de su excelso currículo a nivel de clubs, Mariela ha sido un referente en la selección argentina que disputó los Mundiales de 2003 y 2007, amén de los Juegos Olímpicos de 2008. Argentina no se clasificó para la cita olímpica que tendrá lugar en Londres el próximo verano después de caer ante Colombia en los pasados Juegos Panamericanos, cita donde no estuvo Mariela. "Fue una decisión del seleccionador (José Carlos Borelo), que consideró que mi nivel no era el adecuado y prefirió llevar a gente que veía entrenar más a menudo. Yo nunca he dicho que dejara la selección porque me siento parte de ese grupo. Tengo ilusión por volver a vestir la albiceleste. Trabajo cada día para alcanzar metas como esta", finiquita.
Mariela Coronel nació hace 30 primaveras en Santiago del Estero, una pequeña localidad del norte de Argentina. Se aficionó al fútbol gracias a su padre y dio sus primeros pasos en este deporte en una cancha que tenía enfrente de casa donde compartía equipo con chicos. Pronto surgió la oportunidad de sentirse futbolista de verdad y no lo dudó. Jugó en Independiente (2000-04) y San Lorenzo (2004-07) antes de cruzar el charco y venir a España. "En 2006 jugamos dos amistosos con la selección vasca, primero en Argentina y luego en San Sebastián. Fueron partidos televisados. Aún no sé de qué forma en Zaragoza se hicieron con el vídeo, les gustó mi juego y se pusieron en contacto conmigo ofrecerme jugar en España. No tardé ni un sólo segundo en hacer las maletas y ya he echado raíces es una ciudad que me encanta y a la que me he adaptado muy bien", comenta la protagonista, que se deshace en elogios hacia la familia Alcaine -propietaria del club- por el excelente trato humano desde su llegada. En las cinco temporadas que lleva en el club maño, ha sido tanteada por Levante y Espanyol entre otros equipos, pero su decisión estaba clara: "El Prainsa Zaragoza me abrió las puertas y me ofreció la posibilidad de desarrollar mi fútbol. Evidentemente irte a un equipo que todos los años lucha por conseguir títulos y grandes resultados hubiera sido un paso al frente profesionalmente, pero poniendo todos los ingredientes en una balanza, la decisión era quedarme en Zaragoza".
La argentina es un bastión en el equipo que dirige Alberto Berna, que a falta de seis jornadas ocupa la novena posición a 16 puntos de los puestos de Copa y a 18 de la zona de descenso. "Comenzamos bien, pero poco a poco hemos ido bajando el nivel y ahora estamos en tierra de nadie. Somos conscientes de las limitaciones del equipo, de su corta plantilla, pero a mi modo de ver merecíamos un poco más. Ahora sólo nos queda luchar cada partido e intentar ganar cada fin de semana. Cuanto más arriba quedemos en la clasificación, mejor nos sentiremos todas", apunta. Aunque confiesa que no le gusta llevar el brazalete, Mariela se erige como el timón de la nave del equipo cuando salta al verde. "Llevar la cinta -como ella llama al brazalete- es insignificante porque para mí las 11 jugadoras que estamos en el campo somos iguales. No creo que sea cuestión de galones, sino de experiencia. Las que llevamos más tiempo en esto del fútbol tenemos la exigencia de enseñar y apoyar a las más jóvenes", dice.
Admiradora del juego de Xavi Hernández
Mariela se define como una auténtica "enferma" del deporte. No obstante, no hay día que no se vista de corto para entrenar, ya sea con el equipo o por su cuenta. "Cuando estoy 24 horas sin hacer deporte, el cuerpo me pide marcha. Soy hiperactiva", se ríe. "Si el próximo domingo, que no puedo jugar por acumulación de tarjetas, ya he pedido entrenar y voy a salir a andar un rato en bicicleta", justifica. A pesar de pasar de la treintena, la argentina no se pone fecha de caducidad: "Me cuido para que el cuerpo aguante. Amo lo que hago y seguiré hasta que el físico diga basta. Por ahora sí que puedo decir que hay Mariela para rato". La futbolista podría definirse como trabajadora incansable, comprometida con su profesión... y maniática: "¡Tengo muchas manías! Me gusta preparar la bolsa el día antes separando la ropa de color, la blanca y la muda, guardando cada una en el mismo sitio; suelo sentarme siempre en el mismo lugar en el vestuario; me calzo la bota derecha antes que la izquierda; ...".
Además de su excelso currículo a nivel de clubs, Mariela ha sido un referente en la selección argentina que disputó los Mundiales de 2003 y 2007, amén de los Juegos Olímpicos de 2008. Argentina no se clasificó para la cita olímpica que tendrá lugar en Londres el próximo verano después de caer ante Colombia en los pasados Juegos Panamericanos, cita donde no estuvo Mariela. "Fue una decisión del seleccionador (José Carlos Borelo), que consideró que mi nivel no era el adecuado y prefirió llevar a gente que veía entrenar más a menudo. Yo nunca he dicho que dejara la selección porque me siento parte de ese grupo. Tengo ilusión por volver a vestir la albiceleste. Trabajo cada día para alcanzar metas como esta", finiquita.