REPASO

Perón, Alfonsín, Menem, De la Rúa y hasta Rodríguez Saá usaron la casa

Estas instalaciones son utilizadas para el llamado “turismo social”: da alojamiento a personas de bajos recursos.

La casa de verano presidencial de Chapadmalal es la residencia oficial reservada para el presidente de la Nación. Fue idea del ex presidente Juan Domingo Perón, quien la mandó a construir en 1947 en un emplazamiento privilegiado. Fue levantada en el mismo predio del complejo turístico de hoteles de Chapadmalal, que pertenece a la Nación.
La lujosa construcción cuenta con varios jardines, un mirador con una vista espectacular a la costa del Atlántico y una playa privada y por estos días fuertemente vigilada, como todo el predio. Fue remodelada en la década del 90, durante la presidencia de Carlos Menem y cuenta con amplias comodidades.

De terratenientes
Según cuentan los historiadores de la zona, las obras empezaron en el año 1947. Antes, el líder justicialista tuvo que expropiar más de 10 mil hectáreas. En aquel momento, las tierras eran propiedad de los Martínez de Hoz, la legendaria familia terrateniente a la que pertenece José Alfredo, el ex ministro de Economía del dictador Jorge Videla.
Aunque el Hotel Provincial de “La Feliz” se construyó con una cómoda suite presidencial, los jefes del Poder Ejecutivo la usaron poco. Para su alojamiento eligieron la casa de Chapadmalal, que cuenta con jardines, un privilegiado mirador con vista a la costa y una pacífica playa privada.
Como cada vez que un presidente se instala allí, el lugar se revoluciona. La Policía y la Prefectura alistan a sus agentes para la custodia, el personal doméstico ultima los detalles y los cocineros elaboran un menú especial. La seguridad presidencial se encarga de que el lugar sea prácticamente inaccesible. La playa privada queda cercada por agentes en jeep a unos 500 metros de distancia. Incluso, también están preparadas las motos de agua, para intervenir si alguien intenta llegar por esa vía.

Quiénes la usan
Desde que fue hecha por el general Perón a fines de la década del 40, todos los presidentes pasaron al menos unos días en el chalet de Chapadmalal, ubicado a 30 kilómetros de la ciudad de Mar del Plata.
El primer presidente del retorno al estado de derecho, Raúl Alfonsín, fue uno de quienes la disfrutaron y muchos recuerdan todavía una célebre anécdota que sucedió allí, pero no vinculada con el padre de la democracia, sino con un famoso cómico argentino, célebre por sus imitaciones. Mario Sapag se hizo famoso por las caracterizaciones muy bien logradas de personajes de la época como el “llorón” sindicalista Saúl Ubaldini, el “Celestino” Roberto Galán, César Menotti, Míster T, Jorge Luis Borges, y hasta al mismísimo Alfonsín. Pero fue con una de las más logradas, caracterizado como el ex canciller Dante Caputo, que burló la vigilancia de la finca presidencial de Chapadmalal y llegó a filtrarse al interior. La broma fue ampliamente difundida por todos los medios.
El también radical Fernando de la Rúa viajaba con frecuencia al chalet para pasar unos días alejado de los problemas de la Nación…, como por ejemplo la crisis económica que llevó al país a una de las peores debacles de su historia, mientras él paseaba por las playas y los jardines oficiales.
Pero nadie la aprovechó tanto (y de paso, modificó) como el riojano Carlos Menem, quizás habituado al árido paisaje de su Anillaco natal, quien buscaba refugio en la residencia costera cada vez que su actividad se lo permitía, para lo cual se trasladaba directamente en el helicóptero de la Presidencia para aterrizar en el helipuerto que tiene la casa. Solía combinar sus infaltables asados con amigos y políticos y otra de sus pasiones, el golf, que practicaba en un club cercano.
Hombre de gustos exóticos, hizo construir un muelle desproporcionado para poder dedicarse a la pesca, pero que terminó generando una agria polémica, porque les quitó arena a las playas vecinas y borró el balneario contiguo de Santa Isabel.
El bonaerense Eduardo Duhalde, otro fanático de la pesca, pero archienemigo declarado de Memen fue quien más utilizó, los fines de semana, y disfrutó de aquel muelle soñado por el riojano.
Cumbre fallida
La residencia de Chapadmalal también fue testigo privilegiada de uno de los más sonados chascos políticos de la historia del país, cuando el 30 de diciembre de 2001, el presidente de mandato más corto de la Argentina, el puntano Adolfo Rodríguez Saá convocó a una reunión de gobernadores peronistas, para medir el nivel de respaldo del que gozaba para permanecer en la Casa Rosada. De 14 mandatarios peronistas sólo fueron cinco. Entre los ausentes más notorios estuvieron De la Sota, Reutemann y el mismísimo Kirchner. Después de este estrepitoso fracaso, no le quedó otra que renunciar.

Pocas visitas
Quienes menos la usaron fueron los Kirchner, en tres ocasiones. La primera vez fue un fin de semana de noviembre de 2003. El ex mandatario llegó el viernes 7 con Cristina Fernández y sus dos hijos, Máximo y Florencia.
La segunda visita la hicieron dos meses después, el 2 de enero de 2004. Aunque el Presidente estuvo por el fin de semana, la estadía del resto de la familia fue más larga: Cristina, Florencia, con amigas, y Máximo con su novia, se quedaron una semana.
La tercera visita de la familia fue en enero de 2008, momento en que la actual Presidenta viajó por primera vez en carácter de primera mandataria. Estuvieron junto a su hija Florencia durante un fin de semana.
En los veranos de 2009 y 2010, Florencia usó las instalaciones de la casa, pero lo hizo con un grupo de amigos, en ambas ocasiones. l
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