Sonreír Sonreír
tan hermosa, que merece
vivirse con una sonrisa.
Cada día es nuevo, es una
vida nueva, es un aporte
del plan de felicidad de
Dios.
No somos responsables
de la cara que tenemos, pero
somos responsables de
la cara que ponemos. Y una
sonrisa es el brillo necesario
que muestra un corazón
limpio. Es corona de amistad,
fraternidad, solidaridad.
Es gracia de Dios presente
en nuestra vida.
Como alguien escribió,
“la sonrisa desnuda del
hombre abre en él de par
en par una ventana al exterior,
destruye toda ficción y
revela su naturaleza espiritual”.
Otro bello pensamiento:
“Una sonrisa alivia el
cansancio, renueva las
fuerzas y es consuelo en la
tristeza. Una sonrisa tiene
valor desde el comienzo
en que se da. Si crees que
a ti la sonrisa no te aporta
nada, sé generoso y da
la tuya, porque nadie tiene
tanta necesidad de la sonrisa
como quien no sabe
sonreír”.
Al abate Pierre -sacerdote
francés famoso por su
obra entre los pobres- le
debemos esta frase que dio
la vuelta al mundo: “Una
sonrisa es más barata que
la luz eléctrica, pero ilumina
más”.
En su librito “Como luces
en tu camino”, René J.
Trossero nos ayuda a reflexionar:
“La sonrisa es en tu rostro
como la sal en los alimentos:
muy poca los hace
insípidos, demasiada los
hace insoportables.
“La sonrisa auténtica
es como una puerta entreabierta
que invita a entrar;
la sonrisa forzada es una
trampa que asusta y ahuyenta”.
“Los animales nunca
ríen, los tontos ríen siempre
y el hombre cuerdo ríe
oportuna e inteligentemente”.
“Cuando tensas tus labios
paro mostrarme una
sonrisa forzada, adivino tu
llanto contenido, la rabia
que ocultas o la inseguridad
que disimulas”.
Y una joyita de Joaquín
A. Peñaloza: “Si el saludo
no va acompañado de una
sonrisa, no es saludo. La
sonrisa es el resplandor que
ilumina las manos que se
cruzan”.
¡Hasta mañana!.